­En el último siglo el consumo mundial de minerales industriales ha crecido un 10%. El de materias primas de origen fósil lo ha hecho en un 19%, y el de biomasa ha aumentado en un 30%. Por encima de esta cifras, el uso de materiales de construcción se ha disparado hasta un 41%. Con estos ritmos de crecimiento un sistema de economía lineal basado en la extracción, el uso y el posterior vertido es inviable por insostenible, y conduce a un colapso ambiental. Esta es una realidad incuestionable advertida por numerosos organismos internacionales. La crisis provocada por la covid-19 ofrece una oportunidad para reflexionar sobre el futuro de un sector estratégico en nuestra economía como es el de la construcción.

El éxito de la economía circular pasa por la integración de todos los eslabones de la cadena productiva. El ecodiseño de los productos es fundamental para que puedan ser deconstruidos minimizando así sus impactos ambientales. En el caso de los materiales de construcción, es imprescindible sustituir los materiales peligrosos, como el amianto o las pinturas con disolventes, por otros de características altamente reutilizables o reciclables. Se debe fomentar el uso de pinturas al agua, o la sustitución del pladur por el tradicional ladrillo en la tabiquería. Este es el camino que nos marcan las directivas europeas.

Mallorca es un territorio pequeño, con recursos limitados y un gran valor paisajístico que nos convierte en uno de los principales destinos turísticos del mundo. El medio ambiente es uno de nuestros grandes activos, que debemos preservar aún con más ahínco que los demás. La garantía de un servicio público insularizado va en la línea de un modelo económico basado en la economía circular.

Desde el año 2006, Mac Insular ha tratado un total de 5 millones de toneladas de residuos de construcción y demolición. De ellos se han generado más de 4,5 millones de toneladas de áridos reciclados. Una parte importante de estos áridos reciclados se han comercializado para usos relevantes en el ámbito de la obra civil. El resto de los áridos reciclados obtenidos se han venido utilizando en la restauración de canteras y en espacios degradados en Mallorca. El árido reciclado utilizado en 2018 supuso un 7,2% del total de consumo de árido en Mallorca, muy cerca de la media europea (10,93%), y a enorme distancia de la media española (1,4%).

Este modelo de gestión, impulsado por el esfuerzo y el compromiso de ciudadanos y empresas, supone situar a Mallorca en la vanguardia del reciclaje y la reutilización de los residuos de construcción y demolición, y constituye un ejemplo práctico, cercano y local, de impulso de la economía circular en el entorno europeo. La autocrítica es sana, pero también es justo y conveniente recordar en este Día Mundial del Medio Ambiente un ejemplo de anticipación y buena prácticas ambientales para legar a las generaciones futuras una Mallorca mejor.

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