Las elecciones de ayer dejaron en Andratx un tablero político muy complejo y abierto a todo tipo de opciones de gobernabilidad, ya que es posible tanto un pacto conservador como de izquierdas.

El PP -encabezado por Estefanía Gonzalvo- volvió a ganar las elecciones, pero lo hizo con un margen más ajustado que en el año 2015, ya que el PSOE se situó a apenas 75 sufragios. Los populares perdieron un concejal, quedándose con cinco actas de regidor.

Si en la pasada legislatura pudieron pactar con El Pi para formar gobierno alternándose en la alcaldía, en esta ocasión necesitarán más apoyos para formalizar esta alianza. La formación regionalista, liderada por Katia Rouarch, repite los resultados de los anteriores comicios y obtiene tres ediles. Esos ocho concejales que suman el PP y El Pi no llegan a la mayoría absoluta necesaria, fijada en nueve regidores.

Ciudadanos será clave

En este sentido, aparece como clave la decisión que adopte el representante obtenido por Ciudadanos, que por primera vez logra entrar en el salón de plenos del Castell de Son Mas de Andratx. El voto del edil de Cs, Gaspar Palmer, puede decantar las mayorías.

Por otro lado, el PSOE de Antoni Mir, con cuatro concejales, se erige como la principal fuerza progresista en el municipio, superando ampliamente a Més-APIB. La candidatura socialista obtuvo 1.014 sufragios (el 22,8% del total).

Sorpresa negativa

La formación encabezada por Joan Manera protagoniza una de las sorpresas negativas de la jornada en el municipio de Ponent y pierde dos concejales y unos 400 votos.

Al bando progresista se suma el representante logrado por primera vez por Podemos-EUIB. Eso significa que estos tres partidos de perfil progresista suman ocho representantes en el Ayuntamiento, los mismos que PP y El Pi, de ahí que Ciudadanos pueda tener la clave en la configuración del futuro gobierno municipal.

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