El actual alcalde de Sóller, Jaume Servera (Més), hace tiempo que está contando los días que le quedan al frente de la alcaldía, puesto que no se presentará a la reelección. Con su marcha, dejará en manos de su sucesor el resolver numerosas cuestiones pendientes que hasta ahora no han tenido solución. Algunos problemas llevan años enquistados en la lista de tareas pendientes porque requieren afrontar importantes inversiones. Se da la paradoja de que el mandato de Servera ha servido para consolidar la buena situación económica de las arcas municipales que arrojan un balance positivo de más de diez millones de euros en superávit. Pero la ley Montoro que permitió al ayuntamiento de Sóller salir del agujero económico le impide ahora invertir el dinero sobrante en acciones que son necesarias para el municipio.

En la lista de preocupaciones de los sollerics están temas tan diversos como la falta de aparcamiento público, o la deficiente limpieza de las calles. Dos temas que durante los últimos cuatro años han dado pie a distintas polémicas entre el pacto de gobierno y la oposición a los que no se les han dado una solución que los resuelva definitivamente.

Es más, la gratuidad del túnel de Sóller ha hecho que el problema de aparcamiento y la circulación por el casco urbano de la ciudad se hayan visto notablemente agravados debido al incremento de visitantes, pese a que las previsiones que hacía el mismo alcalde apuntaban que el repunte de visitantes sería meramente puntual. Algo que al final no ha sido así.

Si los coches son un problema, no menos lo es la presión turística que ha elevado el precio de la vivienda a un techo inalcanzable a los bolsillos corrientes ya que el mercado extranjero copa el mercado inmobiliario de compraventa. Y si acceder a una vivienda en propiedad es imposible para los sollerics, conseguir un piso de alquiler se ha convertido en inalcanzable por los altos precios a que se cotizan propiciado, en parte, por el fenómeno de la vivienda turística vacacional. La consecuencia más grave que ha conllevado es que los jóvenes no pueden emanciparse para ocupar su propia vivienda y muchos sollerics se han visto obligados al éxodo para instalarse en otros municipios con precios más asequibles. La escasa oferta se ve agravada por restrictivas normas urbanísticas que impiden el desarrollo de nuevas viviendas. Tanto es así que hace años que en Sóller no se construyen pisos por la falta de suelo urbano vacante.

Compatibilidad de cargos

Otro tema que será debate en campaña será la compatibilidad de cargos políticos, ya que en esta legislatura hubo hasta tres concejales que compaginaron su actividad municipal con responsabilidades políticas en el Consell y Govern, un tema recurrente de la oposición que ha socavado la imagen del pacto Més-PSOE que gobierna Sóller.

Entre los retos que deberá afrontar el próximo consistorio están temas como culminar el proyecto de restauración del teatro Defensora Sollerense que actualmente está en marcha, mejorar el estado de muchas calles y aceras que presentan deficiencias, adaptar el plan general urbanístico a los tiempos que corren y hacer frente a la presión fiscal que sufren los sollerics. Hay que tener en cuenta que en Sóller se paga una contribución urbana de las más elevadas de las islas como consecuencia de una revisión catastral que se realizó en plena burbuja inmobiliaria. A favor tendrá el próximo gobierno que en 2021 Sóller dejará de pagar más de 800.000 euros anuales en créditos a proveedores.