Los sondeos planteaban un escenario peor para la que sigue siendo tercera fuerza política de Balears, al menos cuando se vota en clave nacional. El PSIB-PSOE recuperó el pasado domingo a un total de 4.737 votantes perdidos el pasado 20 de diciembre, lo que permitió declarar a su líder, Francina Armengol, que habían ganado a unas encuestas que declaraban al partido en encefalograma plano.

El tan temido sorpasso no se produjo y el Partido Socialistas de las islas mantuvo sus dos escaños en el Congreso de los Diputados aunque, eso sí, se quedó sin representación en el Senado.

Pero Joan Pons, hombre de confianza de la líder del socialismo balear, ha cumplido con la misión encomendada de detener una pérdida de votos que ya comenzaba a ser alarmante. El porcentaje de los sufragios cosechados por los socialistas sube casi dos puntos y también parece dar la razón a Armengol, que decidió cambiar a su cabeza de lista tras la frustrada legislatura pasada.

Ramon Socías cedió el puesto a un menos conocido jefe del gabinete de la presidenta que, no obstante, se ha aplicado y ha mejorado los resultados del exdelegado del Gobierno.

O bien los votantes tradicionales del PSOE han comprendido que su voto debía ser útil en este difícil trance, con una coalición de izquierdas intentando fagocitar a sus socios de Govern.

Y eso se ha traducido en que el sorpasso no se ha producido, el PSOE balear seguirá contando con dos representantes en la cámara madrileña. La ibicenca Sofía Hernanz acompañará al hombre de confianza de Armengol en el Congreso de los Diputados.

La tarea de ambos se antoja complicada. Tal y como recriminaron los analistas socialistas la madrugada del pasado domingo, para quien la estrategia de Podemos de concurrir a estos comicios junto a Esquerra Unida y Més solo ha conseguido una cosa: Conseguir que el PP ganara las elecciones no solo en las islas, sino a nivel nacional.

Contra todo pronóstico, los partidos de derecha avanzan posiciones y hacen más difícil un Ejecutivo nacional de progreso y cambio, como a estas fuerzas les gusta definirse. El socialista Pedro Sánchez todavía podría ser el próximo presidente del país, la aritmética así lo dice, pero los resultados del pasado domingo dejan a un Mariano Rajoy reforzado.

La estrategia machacona del Partido Popular, apelando al voto del miedo ante la llegada de Unidos Podemos, una formación que en su opinión solo iba a deshacer toda la bonanza económica conseguida por el PP en estos últimos cuatro años, ha obtenido resultados: Rajoy empezará a tantear posibles alianzas para prolongar cuatro años más su mandato.

Pere Joan Pons, diputado electo balear, ya adelantó durante el debate celebrado en el club DIARIO de MALLORCA que no pensaba abstenerse en una hipotética votación para instalar al líder popular en el Palacio de La Moncloa. Este mismo mensaje lanzó su mentora el pasado domingo, cuando Armengol aseguró que su partido no se abstendrá para favorecer un Gobierno del PP.

Sin embargo, los resultados del 26-J ya auguran una reedición de la pasada legislatura. El socialismo balear ha conseguido alejar viejos fantasmas y, pase lo que pase en Madrid, considera que su pacto en Balears es sólido. Una hipotética abstención del PSOE en la investidura de Rajoy no tendría que ponerlo en peligro. O al menos eso es lo que ellos opinan.