El aplauso más alegre fue para las encuestas. Luego descubrieron que la asignación de resultados de los encuestadores televisivos se había hecho por sorteo aleatorio. O directamente con ruleta rusa. Y a partir de ahí la euforia cedió paso primero a la incredulidad, después a la frustración, y al final murió en esa sonrisa congelada que transmitió por la tele hasta el autor intelectual de la campaña "la sonrisa de un país", Iñigo Errejón. Ni para él hubo aplausos. Units Podem llorar Més se despertó de un sueño que duró una hora. En esa de orgía con los sondeos fallidos de las teles dio tiempo a enfriar las cervezas de la victoria, que se calentaron luego tanto que no dieron ni para ahogar las penas de la derrota.

­"¿Qué ha pasado?", preguntaba un curioso a un concejal de Més en Palma. "Que ha ganado el partido más corrupto de la historia", le respondía el otro, que ayer sonreía menos de lo que suele, que es mucho. "Vaya palo", le espetaba un militante de camisa morada a uno de los referentes baleares de Podemos. "El palo nos lo darán sobre todo a partir de mañana, cuando veamos que siguen gobernando los de los privilegios, la reforma laboral, la asfixia financiera de las islas...". Cabeceaba cabizbajo y se rehacía para apuntillar con una sonrisa amarga: "Va a ser una legislatura muy corta, vienen malos tiempos para la economía y los seguirán pagando los mismos, los que perdemos siempre, los de abajo. Y esto no se va a aguantar".

Pero de momento se aguanta. Al fondo resonaba la voz de Soraya Sáenz de Santamaria, que cambiaba la cabina de DJ del viernes de cierre de campaña del PP por la tribuna de portavoz del Gobierno para repetir la frase resumen de la noche: "El Partido Popular ha ganado las elecciones".

Eran las 23.05 y con la voz de Soraya se iba literalmente la luz de las pistas deportivas de la plaza Fleming. El escenario seguía vacío. De los mítines multitudinarios con quince oradores a una tarima vacía, huérfana de portavoces dispuestos a lidiar con ese miura que es la derrota inesperada. Esperaban a que acabase Pablo Iglesias. En los altavoces pinchaban el análisis de Iglesias, que reconocía su decepción y su derrota con la transparencia de esa nueva política en la que hay quien llama a las cosas por su nombre. Y anoche el nombre de la coalición que ha hecho historia para plantar cara al bipartidismo y descabalgar al PSOE del segundo puesto en Balears era el mismo que es hoy: Units Podem llorar Més. Y juntos lloraron a las 23.30, cuando el "sí se puede" solo sonaba en una grabación reproducida por los altavoces. Luego hablaban los principales candidatos, pero poco, que no había muchas ganas. Era noche de decepción. En Més y Esquerra Unida están acostumbrados. Les pasa cada vez que hay elecciones generales. En Podemos, no están habituados al palo. Y ayer se les congeló la sonrisa en unas islas que siguen votando PP.