Día nublado y ventoso en Palma, aunque con calor durante toda la jornada electoral. No era un día muy agradable para ir a la playa. Y, sin embargo, en la mayoría de colegios electorales apetecía ir en bikini o bañador. La mayoría de las mesas electorales se colocaron en vestíbulos, gimnasios o lugares cerrados donde apenas circulaba el aire.

Ni los presidentes ni los vocales tuvieron botellines de agua a su disposición, como explicaba una de las ciudadanas que ejerció de vocal en el colegio electoral de la plaza de Santa Eulàlia. También se quejaron los electores en el CEIP Son Pizà.

En el CEIP Màxim Alomar Josa, en el barrio del Terreno, un apoderado fue a comprar agua de su bolsillo para regalarla a los miembros de la mesa electoral y ayudarles a aguantar la jornada. En ese mismo colegio un apoderado fue expulsado por la Policía durante el recuento electoral.

En el CEIP Miquel Porcel, en Son Cladera, la jornada electoral comenzó muy movida. Hubo quejas porque el representante de la administración que asistió a la constitución de las mesas no revisó los DNI de los miembros de las mesas. Tras cumplir con el procedimiento, los suplentes se marcharon a su casa.

Sin embargo, una votante -que fue llamada como suplente primera de su mesa- se encontró con que la suplente segunda estaba ocupando su lugar. La vocal titular no se había presentado y la mujer estaba preocupada porque alguien se pensara que no había asistido a primera hora de la mañana. La Junta Electoral ordenó que la suplente segunda se quedara en la mesa electoral y tranquilizó a la primera suplente antes de volver a casa.

En un colegio electoral del Eixample de Palma tuvo lugar otra anécdota divertida. Una electora quería votar a Mariano Rajoy, pero no encontraba el nombre del presidente del Gobierno en funciones en ninguna de las papeletas. Le pidió ayuda a un apoderado de Units Podem Més, quien le tuvo que explicar a la señora que ella votaba a los candidatos por Balears y no a Rajoy, que se presentaba en las listas de Madrid.