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La prórroga

Armengol sabe que Sánchez la traiciona

Armengol sabe que Sánchez la traiciona

En un excelente análisis preelectoral, Pedro Sánchez ha decidido que su fracaso personal pasará desapercibido si suma los votos de PP y PSOE después del 26J. Mediante este sencillo trámite, transitará de autor del naufragio socialista a creador de una nueva mayoría absoluta. Tal y como le habían ordenado, con el precio soportable de la desaparición de las siglas históricas de su partido, en la senda del Pasok griego o del PSF francés.

Tras las elecciones de diciembre, Francina Armengol se batió con denuedo para forjar una alianza entre el PSOE y Podemos, con la abstención o participación de los nacionalistas catalanes. Apostaba por el único pacto numéricamente posible. No lo promovía desinteresadamente, porque la presidenta era consciente de que su Govern depende de los diez votos que le regala la formación de Pablo Iglesias en Mallorca.

Armengol advirtió muy pronto que Sánchez estaba procrastinando. O más directamente, que no tenía ninguna intención de liderar un Pacto de Progreso a la balear o a la valenciana. De no mediar la fraternidad bajo unas siglas comunes, la baronesa hubiera hablado directamente de traición. El bloqueo a un Gobierno de izquierdas no solo dificultaba la gestión del Govern, sino que presagiaba una segunda parte todavía más procelosa.

La presidenta de Balears no tuvo que aguardar al solemne tuit de rendición de Jordi Sevilla, para adivinar los planes subyacentes en la nueva convocatoria electoral. Consciente de que no se repiten elecciones pero sí resultados, Armengol adivinó que el proyecto consistía en empujar al PSOE hacia el abismo de un apoyo tácito al PP. Como dice en su preámbulo el comentario del economista de cabecera de Pedro Sánchez, el tripartito PP-Ciudadanos-PSOE será forzado por el terror a una tercera convocatoria.

La entrega del PSOE a Rajoy solo puede tener dos efectos para los socialistas, la fractura o la disolución. No importa, bastará con una treintena de diputados supervivientes para apañar una mayoría absoluta de circunstancias. Sánchez y Sevilla saldrán a flote en cargos de relumbrón, pero Armengol les tendió una trampa a escala autonómica. Aunque el anterior candidato Ramon Socias había comentado que rompía su carnet antes que apoyar al PP, la presidenta encabezó la lista con el miembro de su partido más próximo al Consolat. Por supuesto, con la intención de que Pere Joan Pons no avale en ningún caso la coyunda con los populares, que sería un gesto impropio de un hijo y sobrino de nacionalistas históricos. El drama socialista está servido. Continuará.

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