El color azul que inunda casi toda la geografía mallorquina resulta engañoso. Es cierto que el PP ha resistido en la gran mayoría de municipios como la fuerza más votada en las generales, pero es la victoria del corredor que llega exhausto a la meta con el segundo pisándole los talones. Y el segundo, que tradicionalmente había sido el PSOE, se ha visto superado en muchos casos por un tercer adversario, Podemos, que lleva camino de arrebatar a los socialistas buena parte de su espacio electoral.

Ni populares ni socialistas pueden estar contentos con los resultados del domingo en la Part Forana. Los primeros porque, a pesar de imponerse en 47 de los 53 municipios de Mallorca, han perdido una inmensa cantidad de votos, siguiendo la tónica de todo el Estado. Los fieles del PP no abandonan el partido, pero buena parte de su electorado de 2011 se ha decantado por otras fuerzas emergentes como Ciudadanos, que ha conseguido un diputado en las Cortes.

El PSOE, por su parte, se encuentra en una situación muy delicada porque observa con impotencia como Podemos le ha ganado la partida en estas elecciones y se ha situado como segunda fuerza en muchos municipios de la isla. Los socialistas únicamente conservan dos de sus feudos tradicionales como Lloseta (donde se imponen por solo 17 votos al PP) y Capdepera (donde Podemos casi le atrapa).

Se impone un proceso de reflexión en las sedes socialistas si quieren evitar el abrazo del oso del partido de Pablo Iglesias, que incluso se impuso como fuerza más votada en tres municipios de Mallorca: Puigpunyent, Deià y Artà. En las tres localidades había ganado el PP hace cuatro años. También cabe destacar que en Pollença Podemos estuvo a punto de ser el partido más votado y se quedó a solo trece votos del PP.

Resulta evidente que muchos electores que votaron al PSOE en las pasadas elecciones municipales apostaron el domingo por Podemos, partido que únicamente se presentaba el 24 de mayo en algunos municipios con una marca diferenciada. Al igual que en el resto del Estado español, el bipartidismo ha salido tocado de estos comicios en la Part Forana.

Por su parte, la coalición Més, que aspiraba a conseguir su primer diputado en las Cortes, estuvo muy por debajo de las expectativas y también ha sido víctima de los partidos emergentes. Y es que Podemos ha pescado en los caladeros socialistas pero también en los ecosoberanistas. Muchos votantes de Més en las municipales se han decantado por el llamado voto útil y han cedido su sufragio a la formación morada. Solo Campanet, donde Més gobierna el Ayuntamiento, fue el municipio donde la coalición de Antoni Verger fue la más votada.

Por último, cabe destacar el papel de Ciudadanos, que si bien no alcanzó las expectativas creadas ha conseguido un digno papel en algunos municipios, casi siempre a costa de un PP en claro retroceso. El escaso éxito de El Pi queda reflejado en los datos de sus feudos tradicionales, donde no ha conseguido imponerse como primera fuerza, un ejemplo claro de que el votante sabe diferenciar entre unas elecciones generales y unas municipales.