Un nuevo tablero político en Balears tiene desde mayo a cuatro partidos preeminentes jugando el día a día. Mañana sabremos cómo queda configurado en las primeras elecciones tras el fin del bipartidismo. Las más abiertas e interesantes en décadas.

El cambio más significativo de esta contienda pasa porque los 8 diputados que deciden las cuatro islas dejan de ser patrimonio de PP y PSOE. El menú previsto por todos es de cuatro escaños para la derecha y los otros cuatro para la izquierda, pero por vez primera en cuarenta años populares y socialistas tendrán que compartir los platos con dos invitados más: Podemos y Ciudadanos.

A veinticuatro horas de que abran los colegios electorales, en clave local la única incógnita es si en la nueva adjudicación de parlamentarios entrarán solo los dos clásicos y los dos emergentes o será un reparto entre cinco, consiguiendo los econacionalistas de Més su primer escaño en Madrid.

En medio de tanto ajetreo hay algo que permanece invariable; el PP será el ganador de estos comicios en Balears. El partido hegemónico tiene asegurados de entrada dos escaños en el Congreso, y en los últimos días está convencido de poder conseguir el tercero. Los populares parten con su peor resultado de la historia -121.981 votos en las autonómicas de este año-, con lo que solo pueden progresar, se consuelan. Calculan poder obtener mañana 15.000 votos más como mínimo y situarse en los 135.000. En cualquier caso, muy lejos de los sufragios conseguidos en las generales de hace cuatro años (216.808), donde uno de cada dos votantes baleares, que se dice rápido, votó PP.

Ante una coyuntura muy adversa los populares juegan con el que consideran su candidato estrella, aunque después de verle en acción en esta campaña algunos dirigentes dan por amortizado el pretendido efecto Mateo Isern.

En el teórico orden de cosas el PSOE va a ser el segundo en votos, guión que si se cumple se traducirá en dos escaños, el resultado que esperan los socialistas. Conscientes de que no despegan, no se han complicado en esta campaña: a falta de caras nuevas han apostado por un veterano al que había que agradecer la fidelidad a la presidenta Armengol, aunque con reflejos frente a los noveles en los debates electorales.

La cara de Ramon Sociasno aparece en las vallas publicitarias, copadas por el líder en Madrid, un Pedro Sánchez maquillado por el Photoshop que intenta movilizar al socialista que no le ha huido a Podemos.

Los discípulos de Pablo Iglesias en las islas han hecho los deberes, y tras el no de José Castro consiguieron el sí de otro juez, Juan Pedro Yllanes, con el que aspiran a la ya famosa remontada. El hito de haber tenido el mayor aforo en un mitin en esta campaña -el lleno del Palma Arena- fue una inyección de moral para Alberto Jarabo&cía. Falta ahora ver si consolidan los dos escaños -su objetivo-, o si pese a tener votos de sobra tras hacerse con el primero, un abultado resto les dificulta lograr el segundo. Así esperan que suceda en el PP... y en el PSOE. Los populares también rezan para sacar ellos su tercer diputado, y dejar a Ciudadanos solo con uno.

Al contrario que en otras Comunidades, la marca de Albert Rivera ha tenido un difícil despegue en Balears, como se vio en el 24-M. En este caso el candidato local, Fernando Navarro, tampoco cuenta, lo importante es que el votante se fije en la cara que compite con Rajoy. Captar al electorado del PP y PSOE descontento en Palma es la principal baza con la que cuentan.

En Més saben que frente al voto útil lo tienen difícil, como siempre, pero esta vez tienen un buen colchón y se aferran a él. Si el retroceso de sus históricos 65.000 votos de las autonómicas no baja ahora de los 44.000, Antoni Verger puede entrar en el Congreso.

En cuanto a El Pi, su duro esfuerzo en esta campaña difícilmente bastará para aupar a Jaume Font a Madrid, pero había que estar en la contienda y seguir poniendo músculo para 2019.

Respecto a los votantes ausentes, al menos 19.065 ciudadanos baleares han enviado su voto por correo para las elecciones generales, de un total de 700.000 electores españoles que han optado por esta forma de voto, informó ayer Correos.

La partida, más disputada que nunca, está a punto de empezar.