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Sobre ascuas

Solo quedan dos escaños por asignar

La mala noticia es que habrá que soportar otra semana de campaña. La buena noticia es que los nubarrones de la incertidumbre se despejan en Balears. Ya solo falta adjudicar dos de los ocho diputados en disputa. No deberíamos anotar los datos con esta frialdad. Cada escaño no adjudicado esconde un drama humano. Casos individuales de depresión, familias truncadas, incluso casos de corrupción que no podrán materializarse porque unos centenares de votos inclinaron la plaza de parlamentario hacia otro aspirante.

Ocho décadas después de que Gallup publicara los primeros sondeos de opinión, la numerología ha desplazado a los sentimientos. Tras la primera vuelta, no se precisa ninguna audacia para garantizar dos escaños al PP, uno al PSOE y nos detenemos en los dos de Podemos. Esta asignación dimana del valor subjetivo que atribuimos al mitin multitudinario de Pablo Iglesias en el Palma Arena. Aunque el público de Albert Rivera es menos gregario, se detectó una concurrencia diferencial que ya se sustanció en las elecciones autonómicas. Además, la atribución disminuye el margen de indefinición sin incurrir en irracionalidad, y por algún sitio hay que empezar. En fin, Ciudadanos tiene garantizado un diputado.

Establecida la secuencia indubitable PP (2) - PSOE (1) - Podemos (2) - Ciudadanos (1), bailan dos codiciados escaños. Para los cuatro partidos, la consecución de uno de ellos supone la diferencia entre un resultado previsible y un triunfo estratosférico. La opción más rutinaria consiste en adjudicar el tercero a los populares, y en consolar a los socialistas con un segundo asiento, aunque sea en honor a los viejos tiempos del bipartidismo. Es decir, PP (3) - PSOE (2) - Podemos (2) - Ciudadanos (1), donde nada impide que las fuerzas de Iglesias conquisten una segunda posición histórica en número de sufragios.

Pese a la debilidad que exhibe el PSOE, cuesta aceptar que los dos diputados en danza se inclinen a la derecha. En este caso, PP y Ciudadanos sumarían cinco diputados sobre ocho, un anacronismo en los tiempos que corren. Si hay un premio adicional para los populares, Ciudadanos se quedan con un meritorio pero único escaño. Para no castigar más de lo debido a los socialistas, el cuarteto interpretaría un PP (3) - PSOE (2) - Podemos (2) - Ciudadanos (1).

Hemos reservado para el final una opción pitagórica, por su querencia simétrica. El Ciudadanos emergente arrebata la superioridad a los populares, un leve indulto para el PSOE y la quiniela resultante es el paralelismo PP (2) - PSOE (2) - Podemos (2) - Ciudadanos (2). Dado que el delegado de Albert Rivera perdió unos miles de votos al mantener que Balears no está castigada en financiación, puede ceder uno de los dos escaños todavía deslocalizados a Més. El marcador izquierda a derecha quedaría en un 5-3, a coro con las elecciones de mayo. Sin embargo, la leyenda de que el PSM no llegará a la tierra prometida de Madrid sigue vigente. Podemos discreparía de este análisis, porque aspira a un tercer escaño. Lo llaman la borrachera del poder.

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