Seis candidatos y seis bloques temáticos, más exposición de programas sin tener en cuenta al interlocutor que auténtico debate y réplicas espontáneas. Como en otras ocasiones, la pretendida asepsia de la estructura del acto le quitó espontaneidad y encorsetó a los candidatos, agobiados como en pocas ocasiones en su minuto de exposición de cada tema y en su minuto de réplica, encarcelados en esas rondas de titulares, de minúsculos tuits que casi desterraban cualquier posibilidad de argumentación completa. El arranque fue sintomático. El candidato de Ciudadanos, Fernando Navarro, se quedaba repetidamente sin tiempo y él mismo lo reconocía y lamentaba en directo. El del PP, Mateo Isern, atropellaba sus palabras de forma exagerada para intentar acelerar el ritmo, agobiado incluso en la expresión facial. Y el del PSOE, Ramon Socías, miraba con tanta frecuencia el reloj que a la audiencia no le quedaba ninguna duda sobre dónde estaba situado.

En ese modelo, Antoni Verger y Jaume Font demostraron una sorprendente serenidad, el primero más cerebral en sus planteamientos, incluso con interpelaciones para todos los demás candidatos, y el segundo combinando reivindicaciones y discurso emotivo, su fuerte, aunque ninguno de los dos perdió la ocasión para castigar a sus rivales con estudiados puyazos. Juan Pedro Yllanes fue el más espontáneo. Muy atento a la réplica, se revolvió con agilidad cuando otro candidato le quitó la palabra. Se esforzó en atacar a PSOE y PP, incluso en los asuntos que generaron más consenso, como violencia de género e igualdad, políticas sociales y transportes y conectividad, y le recordó a Fernando Navarro el caso Alpha Pam, aunque eso le costara una acusación de hacer demagogia del antiguo gerente del hospital de Inca y el haber pasado por delante de la ganadora de las primarias en Podemos, Mae de la Concha.

Políticas de empleo y sanidad generaron las mayores discrepancias. Y no tanto educación. Isern recordó que el PP lleva "30 meses reduciendo el paro". Socías replicó que "la realidad es el peor enemigo del PP, pues donde antes había un mileurista ahora hay cuatro contratos temporales con los que no se puede vivir", comprometiéndose a derogar la reforma laboral, consensuar una nueva y aumentar el salario mínimo. Verger, por su parte, propuso "añadir al turismo la industria agroalimentaria y la del conocimiento para aumentar la capacidad exportadora de Balears". Yllanes se mostró convencido de que "la política laboral no crea empleo", propuso derogar la reforma laboral y apostar por las energías renovables y los incentivos a autónomos y pimes. Mientras que Navarro apostó la solución al "contrato único indefinido con indemnización creciente".

En sanidad, Verger criticó el modelo "de dos velocidades con una pública con listas de espera y una privada eficiente". Y apostó por una mejora de la financiación para mejorar el sistema. "Yllanes propuso una sanidad pública y universal" y se mostró partidario de la implantación del decreto de garantía de demora. Font le recriminó que "ese decreto no es posible sin el papel complementario de las privadas" y se mostró en contra del copago. Isern recordó que pese a la crisis el PP ha logrado que la sanidad "sea viable". Y Socías prometió que en la reforma de la constitución el PSOE blindará el acceso universal a una sanidad.