El Trui Teatre estaba a rebosar. La estrella no era ningún famoso cantante. Era Albert Rivera que fue recibido y despedido al grito de "presidente, presidente" por las más de 1.300 personas que llenaban el auditorio de La Salle. Rivera quiso arropar al candidato de Ciudadanos en Balears, un Fernando Navarro que realizó una intervención muy corta, sabedor de que él era el telonero de la noche. Xavier Pericay, portavoz de Ciudadanos en el Parlament, arrancó los aplausos al comparar al PP con "un pollo sin cabeza".

El líder de Ciudadanos se encontró una platea entregada. Fue acribillado a fotos por sus incondicionales. Cuando le tocó subir al escenario, se adueñó de él exhibiendo sus dotes como monologuista. No utilizó un atril para resguardarse detrás. Intentó llenar las tablas del Trui Teatre sin necesidad de consultar papeles.

Después de dar el "Bon vespre a tots", el catalán realizó su intervención completamente en castellano. Lanzó constantes pullas contra Mariano Rajoy y contra Pedro Sánchez. A Pablo Iglesias ni lo nombró. Sabe perfectamente que no juegan en la misma liga y que sus caladeros de votos son muy distintos.

Justo antes de que Albert Rivera subiera al escenario, se exhibió un vídeo proyectado en un televisor antiguo, donde se hablaba de los "valientes de la Transición". En ese instante se enfocó a los expresidentes de UCD, Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo. Cuando se refirió a la crisis ocuparon la pantalla Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy. Acto seguido apareció una mano que pulsaba el botón del viejo aparato para que la figura de Albert Rivera irrumpiera en la pantalla dándose un baño de masas. El público congregado en el Trui Teatre se puso en pie y la estrella de la noche tomó la palabra.

No utilizó el habitual tono mitinero de los políticos de toda la vida. Solo se vino arriba cuando se refirió a las encuestas: "Habéis visto que los sondeos nos dicen que hemos superado al PSOE. Ahora vamos a por el siguiente, el PP", enfatizó.

Un público joven

La inmensa mayoría de las 1.300 personas que asistieron al acto de Albert Rivera era joven. Gente que parecía que asistía por primera vez a un acto de un partido político. Algunos reconocieron que estaban allí por la curiosidad de conocer al candidato revelación de estas elecciones.

Rivera, tanto en la entrada como en la salida, se prestó dejarse hacer cientos de fotos. Dominaba a la perfección el instante del posado cuando se le acercaba alguien con un teléfono móvil.

Soltó algunas frases de verdadero monologuista, que encandilaron a su público entregado por la causa naranja: "La papeleta del día 20 es la verdadera munición de los demócratas", fue una de sus más celebres citas de la noche. También consiguió arrancar una ovación al asegurar: "No miramos ni a la izquierda, ni a la derecha. Nosotros ponemos el rumbo hacia adelante".

Llegó al Trui Teatre con todo su equipo de campaña, que ocupaba dos furgonetas. Nada más terminar el acto voló a Barcelona para poder dormir en su casa y proseguir su campaña a un ritmo de dos comunidades autónomas por día, según explicaron sus colaboradores más directos.