Sin que sirva de precedente esta vez, elecciones autonómicas, locales e incluso europeas, las encuestas han acertado. El "mapa" político español, y también balear, ha sufrido relevantes cambios con posibles repercusiones en las mayorías y gobiernos en nuestras instituciones autonómicas y locales. En nuestra Comunidad, los socialistas por vez primera son los más votados en las instituciones más significativas: Parlament, Consells, Ayuntamiento de Palma€ Por el contrario los populares han obtenido sus peores resultados. Dicho lo cual, es relevante pero no implica automáticamente gobernar. Las mayorías absolutas y los gobiernos monocolor son excepcionales.

En la urna se vota a un partido, pero a su vez se opta por una mayoría alternativa: centro-derecha/centro-izquierda. Tales "nuevas" realidades han afectado principalmente al PP, el partido que ostentaba hasta ahora la cuasi exclusividad del centro-derecha español y balear, le está resultando más difícil de gestionar y digerir esta "nueva" realidad. Desde la aparición de Ciudadanos, y especialmente desde la presencia activa de VOX, los tres partidos se disputan el liderazgo de la derecha política y social. Mientras la izquierda visualizada por el PSOE, Podemos y en determinadas autonomías como la nuestra con participación de partidos progresistas de ámbito nacionalista y/o regionalista, está "acostumbrada" a convivir, con mejor o peor fortuna, con distintas opciones.

En nuestra comunidad la gobernación ha presentado desde el inicio de la democracia dos periodos diferenciados. Uno de claro predominio del bloque conservador nucleado en torno al PP, encadenando varias legislaturas; y otro caracterizado por la alternancia del PP con el bloque progresista orbitando en torno al PSIB-PSOE, mediante coaliciones parlamentarias y/o de gobierno con Podemos y econacionalistas, lo que imposibilitaba la posible "visualización" y consolidación de sus iniciativas. La situación socio-política ha cambiado: por vez primera vez, una coalición de gobierno progresista revalidará su acción de gobierno enlazando dos legislaturas consecutivas con mayoría absoluta parlamentaria.

La primera exigencia será la gobernabilidad y la estabilidad política. Parece lógico que Podemos participe en la gestión del Govern lo que implicará una adecuada estructura de responsabilidades y de gobierno en las diversas instituciones compartidas. No se trata de "distribuirse" la presidencia de tal o cual institución, y/o áreas de poder. Ocasión habrá de referirnos al Consell de Mallorca, que no se puede convertir en moneda de intercambio; y/o a la fórmula de compartir la alcaldía de Palma. Dependerá de la mayoría política plural, idéntica a la anterior, la tarea de priorizar y llevar a la práctica múltiples proyectos estratégicos, compartidos con la ciudadanía, indispensables para garantizarnos un futuro socio-económico sostenido y sostenible apostando también por la biodiversidad, así una real igualdad de oportunidades de acceso a servicios públicos de calidad (sanidad, educación, dependencia...) y a una vivienda digna, lo que implica entre otros imputs una financiación justa y un reconocimiento real de nuestra insularidad (REB).

Los populares en España, y también en Balears, deberían repensar sus estrategias, incluido el relevo de algunos líderes, apostando por una derecha de talante europeo. Mientras Ciudadanos, que más allá de sus voceríos no consigue dar el sorpasso a los populares, debería plantearse que quiere ser de mayor. Seguirá.