Bauzá abandona. Cuarenta y ocho horas después de haber afirmado que "sin ninguna duda" iba a seguir al frente del PP balear porque él está "a las duras y a las maduras", José Ramón Bauzá anunció ayer tarde que dejará la presidencia del partido "después del verano". Será en un congreso regional extraordinario en el que la militancia podrá elegir al nuevo líder que dirija el rearme del proyecto tras la histórica debacle electoral del domingo.

"Obviamente alguien tenía que tomar responsabilidades, y yo como presidente lo hago en nombre de todos", aseveró el todavía jefe del PP y del Govern en funciones por los malos resultados. Con su anuncio Bauzá pretendió desactivar a sus opositores internos, que brotan como champiñones desde el batacazo. Sin embargo no satisfizo a esta corriente crítica, al frente de la cual se sitúa Biel Cañellas. El padre del partido le exigió públicamente que se fuera "ya mismo", para transmitir al electorado descontento con Bauzá que el PP ha captado el mensaje de las urnas y ha reaccionado, intentando así recuperar a este votante para las próximas elecciones generales.

La exigencia de Cañellas recibió un sonoro aplauso de los asistentes a la junta directiva regional, pero se quedó en eso, una petición del fundador y punto. Bauzá ni siquiera replicó a Cañellas, y lo hizo el secretario general del PP, Miquel Vidal, que se escudó en el calendario y los trámites del congreso.

Dejar atada su sucesión

Los críticos ven detrás del anuncio de ayer de Bauzá una maniobra dilatoria para dejar atado su sucesor, ya que el todavía líder dejó claro que tomará posesión de su acta de diputado autonómico y "obviamente, presidiré el grupo parlamentario" popular, formado por afines suyos excepto uno. Es decir, Bauzá pretende iniciar la legislatura comandando la oposición al próximo Govern de izquierdas, y contraviniendo los deseos del sector regionalista, que prefiere colocar como portavoz del PP a una cara nueva "de futuro"; el conseller Biel Company y María Salom, que han salido elegidos diputados, son los favoritos, aunque también muchos quieren que sea el conseller de Hacienda José Vicente Marí.

Los críticos sostienen que al limitarse a señalar que él continuará presidiendo el PP como mínimo hasta septiembre, Bauzá gana tiempo para hacer la próxima lista de candidatos baleares al Congreso de los Diputados y colocar a los suyos. Es más, ya hay quien cuestiona que Madrid autorice la celebración de un congreso antes de las generales, para evitar dispersión de fuerzas. De hecho, el aún presidente del partido no despejó si ocupará su escaño durante los cuatro años, o lo dejará una vez designado su relevo: Su lugar será "el que decidamos entre todos, mi intención es seguir ayudando al Partido Popular y aportar mi experiencia", apostilló respecto a su futuro.

Bauzá aseguró haberse sentido "absolutamente respaldado" dentro de la asamblea, e insistió en que el cónclave para elegir a su sustituto debe hacerse "con tranquilidad". Al parecer, el Consolat llenó el auditorio de cargos del Govern "para que elogiaran a Bauzá y su gestión", afirmaron fuentes del sector molesto, citando a Ana María Aguiló, Álvaro Gijón, Jaume Porsell o Sandra Fernández, entre otros.

El descalabro del domingo ha abierto una guerra en el seno del PP balear, tan dado al cainismo cada vez que es desalojado del poder. Son muchos los cargos que han estado callados durante toda la legislatura pese a discrepar con algunas políticas de Bauzá -el TIL es la más significativa-, y ahora quieren desquitarse. La formación vive su particular caída de César a manos de Bruto en los idus de marzo. Se culpa a Bauzá de ser el responsable de que Balears haya perdido más votos en toda España solo después de Valencia.

Precisamente, según fuentes presentes en la junta directiva regional, Cañellas lamentó que mucha gente se le acercaba en campaña "y lo peor es que no me decían ´esta vez no votaré al PP´, sino ´no quiero votar a Bauzá´". El expresidente del Govern sentenció que tras la espectacular pérdida de 15 diputados, "el partido es inexistente", por lo que urgió a quitar a Bauzá cuanto antes. Su presencia cada día que pasa es más perjudicial para la marca, sostuvo. Bauzá escuchó el duro reproche en silencio, y no quiso valorarlo después: "Lo importante es que todo el mundo ha podido hablar", dijo solamente.

Cañellas critica a los cobardes

Cañellas también tuvo un duro reproche para los "alcaldes y consellers" que durante estos cuatro años "habéis venido a mi despacho a calentarme la oreja" contra Bauzá, "y ahora os quedáis callados en lugar de decirlo aquí". Muchas miradas se dirigieron a alcaldes de la part forana entre el público, pero también a Mateo Isern. El defenestrado alcalde de Palma en teoría iba a hablar ayer, pero finalmente "no abrió la boca", retrataba un concejal de la comarca de Inca. Las palabras de Cañellas golpearon en los oídos a muchos críticos con Bauzá, que se sintieron "aludidos porque les vino a decir que eran unos cobardes", explica otro asistente.

Pere Rotger o el exalcalde de Fornalutx, Joan Albertí, intervinieron en tono más suave que Cañellas. El primero replicó a Álvaro Gijón, que había apuntado que "el regionalismo no basta" para ganar unas elecciones. Albertí opinó que había sido un error no distinguir entre imputaciones por corrupción y por temas administrativos, ya que el veto a alcaldes como el de Pollença o Alaró había sido perjudicial para el PP el domingo.

Entre los silencios, fue significativo el de José María Rodríguez, que se ausentó mientras hablaba Cañellas "por motivos familiares".