Las derechas conquistan Palma

La fuerza de Vox, 7 concejales, le permite optar a la alcaldía en función de los pactos que cierre con el PP

Jaime Martínez y Fulgencio Coll.

Jaime Martínez y Fulgencio Coll. / DM

José Jaume

José Jaume

El dato taxativo es el de que la derecha, PP y Vox, han acabado, barriendo, con ocho años de gobierno de las izquierdas en Palma. José Hila deja de ser alcalde de Ciutat, recula, se queda sin socios ante la hecatombe de Podemos y la flojera de Més, abriéndose la incógnita, que no se despejará de inmediato, de saber si su sucesor será el candidato del PP, Jaime Martínez o si los pactos que se cierren en Madrid situarán al general Fulgencio Coll en el sillón principal de Cort. La baza con la que jugará Vox es la de que el PP requiere de los votos de la extrema derecha para aupar a Marga Prohens a la presidencia de Comunidad Autónoma quedando también como objeto de negociación, aunque menor, la presidencia del Consell de Mallorca.

Lo que dejan las elecciones siendo extraordinariamente positivo para las derechas: envían a la oposición a las izquierdas, objetivo fundamental, es un críptico juego de resistencia tanto por parte del PP como de Vox. Recordemos dos afirmaciones, la primera la de Fulgencio Coll, quien manifestó que los pactos se cerrarían en Madrid, y la de Jorge Campos, que, lacónico, sentenció que de dar los números, y han dado, en las islas se reproduciría el esquema de Castilla-León, alternativa muy incómoda para el PP, que tal vez podría soslayar dándole la alcaldía de Palma al partido de Santiago Abascal. ¿Está en condiciones de asumir semejante cambalache? Jaime Martínez reitera que con su voto no sucederá tal eventualidad. Ocurre que es verdad lo que anunció Coll: Madrid decidirá los pactos y Vox se dispone a jugar muy fuerte, sin duda, tanto como le avalan los resultados conseguidos, que en Palma solo cabe calificar de magníficos para sus intereses. 

Se ha hablado de que al ser la del PP la candidatura más votada y dada la imposibilidad de que Vox una sus votos a la izquierda, Martínez, en segunda votación, accedería a la alcaldía por mayoría simple, pero ello entraña un riesgo enorme para la gobernabilidad de Palma: perder votaciones una tras otra, hallarse con la imposibilidad de aprobar los presupuestos, escenario de desgaste insólito que no se ve cómo podría soportarse mucho tiempo.

Lo más plausible es que se abra una negociación a cara de perro entre PP y Vox, porque estará en juego tanto la codiciada alcaldía de Ciutat como la fundamental presidencia de la Comunidad Autónoma, además de otras instituciones y alcaldías menores. Hoy es imposible dilucidar cuál será el desenlace, aunque se puede anticipar lo dicho: Vox no se va a conformar con las migajas en el reparto del poder municipal y autonómico. La extrema derecha sabe perfectamente cuál es la fuerza que le han dado las elecciones y se dispone a ejercerla. El PP se ha de dar rápidamente por enterado.

En cuanto a las izquierdas, esencialmente al PSOE, no le vale argumentar que ha perdido por la mínima, porque ha perdido con mayúsculas, que es lo que supone pasar de ostentar la presidencia de la Comunidad Autónoma y la alcaldía de Palma a irse a la oposición. El PSOE de Armengol es castigado con dureza. Aspiraba a mucho. Tiene que ver cómo la derecha recupera la hegemonía solo que ahora es compartida por dos derechas, lo que cambia la percepción: Vox estará muy presente en la vida política de Palma. Con inusitado empuje y las consecuencias que de ello se deriven, que no serán pocas.

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