El PSOE repite con un ligero retrocesocon un ligero retroceso sus resultados estatales, pero pierde por un par de centenares de votos un diputado en Balears, de tres a dos y por debajo de la media estatal. Los socialistas locales se quedaron en casa, frustraron su neto liderazgo y apuntan al declive autonómico.
Cada votante deberá dirimir las culpas a repartir, entre el caprichoso Sánchez y un Govern Armengol que sorprende con una medida semanal de derechas, del macrorregalo de bodas a Rafael Nadal al auxilio a los hoteleros que engañaron a los turistas de Thomas Crook.
Cabría felicitar a los populares, si se resignan a estabilizar la segunda plaza, y a empatar prácticamente a votos con Vox. El PP contaba con cinco sólidos diputados estatales de ocho posibles hasta 2015, ahora se conforma con dos. De nuevo, los electores tienen derecho a repartir esta atonía entre el auge estatal de la ultraderecha moderada y el liderazgo contemplativo de Biel Company.
El cuádruple empate a dos diputados, con PSOE, PP, Podemos encajados en un guante de ocho puntos porcentuales, obliga a conceder más pujanza a los recién llegados. En particular, a valorar la resiliencia local mayúscula de la fuerza de Pablo Iglesias. Si repitiera a escala estatal sus resultados baleares, se dispararía al centenar de escaños. Por su biografía personal, la dura caída de Juan Mesquida en Ciudadanos merece unas líneas de despedida. Considerado unánimemente el mejor cabeza de lista, se ha vuelto a equivocar de partido. Por segunda vez consecutiva.
