Todos los partidos cierran la campaña donde la iniciaron, inmóviles, instalados en la descalificación, sin abrir un milímetro sus posiciones y evitando como si fuera un signo de debilidad ponerse en lugar del adversario. Resulta descorazonador porque a partir del 11 de noviembre será necesaria toda la generosidad que hasta ahora ha faltado y algo más para formar Gobierno sin mayorías. Se le exige al futuro Ejecutivo que sea capaz de enfrentarse a la desaceleración económica y sus consecuencias cuando aún no nos hemos recuperado de la gran recesión; que pueda afrontar la crisis catalana con altura de miras y sin vencidos; combatir la división y parálisis de la Unión Europea, y salvaguardar los derechos sociales de los ciudadanos como un patrimonio común. Así que sería de agradecer que los líderes políticos dejaran ya de insultarse y empezaran a conjugar verbos olvidados: dialogar, ceder, pactar, negociar, comprender. No es tan difícil.
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