Pedro Sánchez y Pablo Casado se esconden en Palma. Montan micromitines en direcciones que hasta un nativo ha de buscar en Google Maps. Que se besen, porque cabalgan juntos contra Cataluña aunque esa bronca arremetida ponga en peligro a la España vulnerable.
Sánchez se apea en Palma por una mañana de la catalanofobia y mallorquinofobia de su vicepresidenta Carmen Calvo, que saliva para apellidar filoterrorista a Més. Curioso comportamiento de partidos españolísimos que insultan a pedazos de su patria. Los ecosoberanistas deben felicitarse por su protagonismo electoral, pues también Casado se dirige a ellos como encarnación satánica.
Hace bien el PP en criticar de tú a tú a Més, ahora que ambos partidos tienen la misma dimensión según las encuestas. Por supuesto, la patraña de premio sobre el partido nacionalista debía llevar el sello de Biel Company. "No permitiremos que traigan el conflicto y la confrontación de Cataluña a Balears", dicho por el presidente del partido que trajo la corrupción de Sicilia a Balears, con una aclimatación espectacular según las cárceles pueden atestiguar.
Ni siquiera las manifestaciones de un experto en confrontación callejera como Company superan en comicidad al CIS del PSOE. El macrobarómetro del Centro estaba tan entusiasmado por conceder cuatro diputados a su partido en Balears, que no se ha enterado del número de diputados disputados en la comunidad.
Son ocho escaños, pero el CIS reparte nueve según puede comprobar cualquiera que sume su asignación de PSOE (4) - Ciudadanos (2) - Podemos (1,5) - PP (1) - Vox (0,5). Los principales damnificados del macrobarómetro son los populares, pero Company es más ducho en patriotismo que en matemáticas. Dado que ha colocado a un portavoz que sabe de números para no quedar constantemente en ridículo en el Parlament, Antoni Costa puede ilustrarle sobre un recuento absurdo que desacredita la encuesta en lo referente a Balears.
Existe un factor más peligroso que la ignorancia del PP, al pasar inadvertido que un carísimo Centro realiza la encuesta más importante de su historia con datos que cabe presumir equivocados en vez de falsos. La hipótesis alternativa apunta a que a nadie le interesan las elecciones, una desafección que se extiende a su resultado.
La intervención de Sánchez mejoró en Palma a Casado, pero el ganador socialista según el CIS erróneo arrastra su caprichosa dimisión en la legislatura recién abortada. El espectador no acaba de creerse que el presidente del Gobierno en funciones desee realmente constituir un ejecutivo funcional. Se le escucha con la prevención de que en el último momento decrete que un presunto socio le despierta jaquecas, retortijones o le da mala espina. En tal caso, cincuenta millones de españoles serán obligados a volver a desfilar por las urnas.
Son el líder del primer y el cuarto partido de Balears ¿PP y PSOE por este orden? No, PSOE y PP por este desorden. A Casado cabe aplaudirle la desfachatez de anunciar que Sánchez ha de dimitir si rebaja el resultado de abril. Suena descacharrante, en un candidato que ha conseguido por sí solo dividir por tres los diputados que disfrutaban los populares hace cuatro años. Y con el neutro Rajoy de líder.
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