La izquierda no sólo ha ganado en Balears, sino que ha rentabilizado extraordinariamente su ventaja sobre la derecha. Y es que pese al vuelco hacia las fuerzas progresistas, el equilibrio entre los dos bloques se mantiene en el archipiélago. No obstante, la mayor fragmentación de las formaciones del centro a la extrema derecha y el 'voto útil' concentrado alrededor de PSOE y Podemos permitió convertir una ajustada ventaja de 17.000 votos, poco más de tres puntos, en dos diputados más dejando el inédito reparto de cinco a tres a favor de la izquierda.

Si en las últimas elecciones generales en el archipiélago, en el año 2016, la derecha venció con un 50,5 por ciento ante un 49,5 de la suma de las izquierdas, en los comicios de este domingo, la izquierda logró dar el vuelco y superar a los partidos conservadores con un 51,5 frente al 48,5. Unos resultados que reflejan el ajustado equilibrio entre izquierda y derecha, acostumbrado a bascular a un lado u otro, pero sin salirse de un equitativo reparto de cuatro diputados a cuatro desde que Balears dispone de ocho, con la excepción de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy en 2011, donde los populares sumaron cinco diputados ante los tres del PSOE. Un 5 a 3 al que los ciudadanos dieron la vuelta el domingo en las urnas.

Con el aumento del censo y la mayor participación, las fuerzas a la izquierda -PSOE, Podemos, Més, Pacma, Actúa y Recortes 0- sumaron 264.845 votos, 37.000 más que en 2016, cuando podemitas y ecosoberanistas acudieron en coalición y se presentó Esquerra bajo la marca Sobirania per les Illes. Sin embargo, la derecha también incrementó sus apoyos. Los 232.788 votos que sumaron en la última cita electoral PP, Ciudadanos y de manera más residual UPyD y Familia y Vida, se elevó en esta ocasión en 15.000 votos hasta alcanzar los 247.410.

En total, una ajustada ventaja de 17.400 votos para la izquierda que, sin embargo, se traduce en dos diputados más, rompiendo el empate en el reparto de escaños de 2016 y que se explica por la mayor fragmentación de la derecha en estas elecciones y porque ante este escenario la izquierda repartió sus votos, en vistas de los resultados, de la mejor manera que podía hacerlo: concentrando sus votos en PSOE y Podemos.

Armengol se beneficiaría

En 2016 ocurría todo lo contrario, cuando con más de 165.000 votos el PP lograba lo que el domingo consiguieron los socialistas, tres de los ocho diputados. Los 75.000 votantes que abandonaron el domingo al PP provocaron la pérdida de dos diputados de los populares, que se llegaron a traducir en un diputado para los que se fueron a Vox pero que no sirvieron, en el caso de los que se fueron a Ciudadanos, para que el partido de Albert Rivera pudiera sumar su segundo escaño en Balears.

Así, la derecha se divide y resta pero no pierde músculo y mantiene como pastel a repartirse más de 200.000 votos en las islas.

El abultado 5 a 3 en vistas de la igualdad del 51,5 a 48,5 que da una visión completa de los dos bloques obliga a preguntarse si la victoria de la izquierda en Balears podrá reproducirse el próximo 26 de mayo. Obviando las dificultades de poder extrapolar unos resultados a otros, la traducción de los resultados de las generales en unas autonómicas hubieran dado también la victoria a la izquierda con 33 diputados frente a los 26 de la derecha, que señalan que el adelanto electoral de las autonómicas hubiera beneficiado a la presidenta del Govern, Francina Armengol. Sin embargo, quedaría por ver si el votante hubiera mantenido el sentido de las generales a nivel autonómico, cómo se hubiera comportado el elector de Més entregado al voto útil en esta cita y cuesta calibrar la presencia de El Pi, de quien 20.000 votantes fueron absorbidos también por partidos nacionales y no está claro si eso restaría votos y escaños al bloque de las izquierdas en unas elecciones al Parlament.

La izquierda no se escapa

Ahora, con la consciencia de que en votos la izquierda no se le escapa aún a la derecha, el votante conservador deberá acudir a las urnas pensando cómo rentabiliza mejor sus votos. De hecho, por aquí pasará el mensaje del PP para tratar de recuperar votos, especialmente de Vox, pero que topará con la dificultad de ya no ser la primera fuerza a la derecha, al haber sido desplazados por Ciudadanos. Otra incógnita de si el actual equilibrio entre izquierda y derecha puede llevarse al próximo 26 de mayo, será la capacidad de movilización de la derecha tras el mazazo del domingo así como la de la izquierda, al haber visto bloqueada ampliamente la amenaza de la extrema derecha.

En definitiva, queda un equilibrio de bloques muy bien rentabilizado por la izquierda y habrá que ver cómo llega al 26M.

Análisis, por Pilar Garcés

El país que no necesita oír su propia voz

Alguien listo -un sociólogo, un psicólogo, un genetista, un Tezanos- nos tendrá que explicar qué pasa en Balears, que se resiste a tener una voz propia donde de verdad se toman las decisiones. Parecería de cajón en una comunidad con lengua y cultura diferenciadas, que de manera objetiva entrega a la caja común mucho más de lo que recibe. El consuelo es que Canarias, archipiélago al que debemos el único reconocimiento a la insularidad que alivia nuestros bolsillos, gana un segundo diputado para su formación regionalista. Les deseamos suerte e inspiración, dependemos de la pedrea de sus premios.

Puede formar parte de la idiosincrasia balear que el nacionalismo no arraigue, salvo si se trata del ultraconservador españolista. Pero entonces deberá dilucidarse por qué el PP ha resultado laminado al inclinarse por los postulados de la extrema derecha, dejando de lado el regionalismo que le hizo imbatible. El cordón sanitario que los territorios del norte han impuesto a los nostálgicos del franquismo no se ha reproducido en las islas, tan seguras de que mañana saldrá el sol y llegará otro verano dorado.

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