En la sede de la calle Milagro, se obró el milagro. Los socialistas baleares no sólo han conseguido tres de los ocho diputados en juego, sino que han desplazado a sus directos rivales hasta la fecha, los populares, al furgón de cola, superados por Unidas Podemos y Ciudadanos. La victoria socialista tiene el mérito añadido de que venían de dos comicios, los de 2015 y 2016, en que habían sido arrinconados en una tercera posición, superados por el empuje del entonces virginal Podemos y después de la entende podemita, que sumó a Esquerra Unida y Més. Con el mismo cabeza de lista en Mallorca, Pere Joan Pons, los socialistas baleares bajaron al infierno y ahora han tocado el cielo. Ha pesado sin duda el tirón del resistente Sánchez y del miedo la ultraderechización de España. A Armengol le quedará la duda de si debía haber hecho como su colega valencino: avanzar los comicios. Que nadie se relaje, en menos de un mes, autonómicas, municipales y europeas.