Las elecciones del 26 de junio cuentan con una particularidad, se celebrarán en pleno verano por lo que, se puede esperar, que muchos españoles que trabajan y estudian en el extranjero vuelvan a casa para depositar su voto en las urnas y pasar las vacaciones con sus familiares y amigos.

Sin embargo, muchos "expatriados" no podrán volver a casa y tendrán que "rogar" su voto para las próximas elecciones generalespara poder ejercer su derecho a votar.

En las pasadas elecciones del 20 de diciembre, la organización Marea Granate puso en marcha una web para "buscar donantes de voto" que tiene como intención poner en contacto a emigrantes "que quieren votar y no pueden" debido a que no han "superado las trabas de la yincana burocrática".

La Marea Granate es un movimiento transnacional y apartidista, que está formado por emigrantes españoles cuyo principal objetivo es luchar por los derechos de los españoles que residen fuera.

El funcionamiento era muy sencillo. Los ciudadanos residentes en España que querían "donar su voto" se registraban en la web "rescatamivoto.es" e introducían sus datos. Los emigrantes que querían ejercer su voto también introducían sus datos, así se ponían en contacto unos con otros de manera confidencial.

Desde la formación, aseguraron que este procedimiento "no es ilegal" y explicaron que, con esta medida, "nadie votaría dos veces" sino que se transforma una "abstención voluntaria y forzada, en un voto".

¿Cómo se roga el voto?

La crisis del voto emigrante tiene su principal causa en el cambio de la ley electoral española que fue aprobada en enero de 2011, por el PSOE -que ahora defiende cambiarla- con el respaldo del PP, CiU y el PNV, y que está unido al tradicional problema de la correspondencia.

Esta reforma legal instauró el llamado "voto rogado" que exige a los españoles emigrantes estar inscritos en el consulado desde un par de meses antes de las elecciones para poder votar y ,una vez registrado, hay que rogar el voto por adelantado, es decir, comunicar expresamente que se quiere ejercer el derecho al sufragio para que te manden las papeletas a casa.

Uno de los problemas añadidos es que, en muchas ocasiones, el consulado no está en la misma ciudad en la que se reside, lo que implica que el electorado se tiene que hacer cargo de los gastos de desplazamiento y del envío certificado que transportará el voto hasta su mesa electoral.

Antes, de la reforma electoral, el envío de papeletas se hacía automáticamente a todos los que estaban censados en el consulado y, además, a partir de este momento el derecho a votar en las elecciones municipales quedaba reducido únicamente a los españoles residentes en el extranjero de manera temporal.

En las elecciones generales de 2008, antes del "voto rogado", votaron 383.016 del total de 1.201.433 de españoles que vivían en el extranjero y, en 2011, ya con la reforma en vigor, la cifra se redujo hasta los 73.294 sufragios, aunque el censo aumentó hasta el millón y medio de residentes en el exterior.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), con corte al 1 de agosto -fecha límite para inscribirse en el CERA- hay un total de 1.864.604 electores en el exterior, en su mayor parte en América Latina: Argentina (391.295), Venezuela (157.938), Cuba (116.146), Brasil (107.791) y México (101.828).