El próximo 20 de diciembre se puede votar a "quien ha confundido mayoría absoluta con absolutismo". También se puede votar a la nueva "derecha disfrazada" o escuchar los "cantos de sirena" y apoyar a "la izquierda desunida".

Y luego está "el voto útil, ahora más útil que nunca". Así ve Pedro Sánchez el panorma y asegura que ese voto útil es el socialista, al ser "el único" que garantiza la salida de Mariano Rajoy de La Moncloa. "El único", remarcó.

En su mitin inquer el candidato del PSOE quiso olvidar y hacer olvidar la encuesta del CIS - "engañosas" y "cocinadas", según Ramón Socías, candidato al Congreso- y sacar pecho socialista.

Pedro Sánchez llegó a la abarrotada sala de la Fábrica Ramis tras haberse dado un paseíllo express por Palma y aunque arrancó acusando el cansancio propio de las campañas, fue remontando a base de sarcamo y chistes (sobre todo a costa de Mariano Rajoy) y de promesas de grandes pactos. Las más de mil personas presentes rieron, aplaudieron y alguna lo piropeó.

A Rajoy, Sánchez quiso reconocerle el valor de una frase, aquella que dijo al ser preguntado sobre el tema catalán: "Un vaso es un vaso y una taza es una taza".

Risas. "No sé de qué reís, con esta frase, Rajoy reconoció que estos cuatro años ha sido un maestro del engaño, llamando a las cosas por distinto nombre". Por ejemplo, recordó que para el PP la emigración de los jóvenes es "movilidad exterior"; que los recortes son "austeridad", la reforma laboral es "flexibilidad"; y que la subida de impuestos a la clase media se trata en realidad de "un recargo temporal de la solidaridad", se explayó Sánchez recreándose en la ironía.

"Y la amnistía fiscal vergonzosa a Bárcenas, los Pujol, Rato....", prosiguió, "¿cómo ha llamado a esta amnistía fiscal? ¡Regularización de activos ocultos!", rió, para después proclamar: "¡ Son activos robados que van a devolver en cuanto los socialistas lleguemos al poder!". Finiquitó la jugada con un verso: "Que reconozca que un vaso es un vaso tiene su miga, y usted señor Rajoy es un fracaso". Por eso, pidió permiso al público para darse "un lujo" antes de derogar la reforma laboral: "Aplicar a Rajoy el último despido improcedente".

En educación, reiteró su compromisó de derogar la LOMCE, universalizar la educación de los cero a los 18 años y potenciar las becas "como derecho". Recordó que el PP fue el único escollo que impidó cerrar aquel pacto educativo que casi se logró con José Luís Rodríguez Zapatero; un pacto que Sánchez ayer se comprometió a conseguir la próxima legislatura.

Aprovechó ese momento para sacar las uñas contra Albert Rivera, quien ha dicho que derogará una parte de la ley Wert: "¿Qué parte Albert? No sé, alguna, dice". Ahondó en lo que ya habían dicho Francina Armengol y Ramón Socías sobre Ciudadanos al calificarlos de "lobos disfrazados de cordero". Reflexionó: "Si no eres de izquierdas ni de derechas... es que eres derechas. Y si apoyas la política educativa del PP, los copagos y la reforma laboral... pues tendrás 20 años menos, pero eres del PP".

El líder socialista no hizo muchas alusiones en clave autonómica más allá de su saludo inicial. "Bon dia a tothom, guanyarem les eleccions", se presentó, "y lo digo en catalán y no en balear", matizó en seguida, en alusión a las declaraciones de Rivera, que el pasado viernes abogó en Palma por una enseñanza en "lengua balear" y por devolver el trilingüismo a las aulas.

De las respuestas de política autonómica se encargó Francina Armengol, quien equiparó esa vuelta al trilingüismo con "la imposición". Antes de cederle el micrófono a Sánchez -y después de que el alcalde anfitrión, Virgilio Moreno, se llevara un susto al romperse la silla en la que estaba sentado-, la presidenta se mostró convencida de que será él quien conseguirá que se tenga en cuenta el coste de la insularidad, además de lograr una tarifa plana interislas. El candidato socialista, más centrado en las grandes líneas de gobierno que quiere poner en marcha, no aludió después a estos temas.

El secretario general volvió a recurrir el sarcasmo para hablar a a los pensionistas, que suponían una notable parte del público: "Qué bien vivís los pensionistas, ¿eh? Con una subida de un euro de la pensión y diez euros de copago farmacéutico...". Alertó sobre cómo el gobierno del PP "ha esquilmado" el fondo de reserva y advirtió que de seguir los 'populares' cuatro años más "no quedará nada". Prometió revitalizar la ley de Dependencia, "de la que han recortado casi dos mil millones de euros" y recuperar las prestaciones para los parados más mayores.

Se acordó de los jóvenes emigrados y abogó por activar un "plan de retorno de talento", así como por devolverles la tarjeta sanitaria. Asimismo, habló de bajar el IVA cultural al 10% y se comprometió a luchar contra la pobreza, garantizando un ingreso mínimo para los hogares más pobres, y a combatir la precarización laboral con un nuevo estatuto de los trabajadores. Su objetivo es, aseguró, lograr en ocho años un salario mínimo de 1.000 euros. Y en su primer Consejo de Gobierno, adelantó, planteará un plan para reindustrializar el país. Más adelante, activará la ponencia para la reforma constitucional con la que articular un Estado federal y blindar derechos sociales: "En la España de 1978 no había internet ni Unión Europa, hay que actualizar la norma de convivencia".

Asimismo, garantizó un gobierno paritario, una ley de interrupción voluntaria del embarazo de plazos así como una nueva normativa de igualdad salarial entre hombres y mujeres, además de un pacto de Estado contra la violencia de género.

"Tengo muchas ganas de ganar a la derecha", remató: "Y vamos a ganar las elecciones".