A veces, por diversos factores (laborales o personales), nos vemos obligados a cambiar a nuestro hijo o hija de centro escolar. Sea por el motivo que sea, el niño ha de enfrentarse a un importante cambio: nuevos compañeros, nuevos profesores, nuevas instalaciones, etc. Esta nueva situación puede hacer que se sienta inseguro, ansioso e irritable...

Lo primero que tenemos que tener claro es que los adultos podemos hacer muchas cosas para conseguir que el proceso de adaptación sea lo más sencillo posible. Es decir, no es un camino que tenga que llevar a cabo nuestro hijo solo al ser él el que se enfrenta al cambio, tenemos que acompañarle para que el proceso sea más sencillo.

Para ayudarles en este momento tan importante, le hemos pedido a la psicóloga infantil Silvia Álava Sordo que nos de 10 consejos para que la adaptación de nuestro hijo sea lo más sencilla posible.

1.   Empatía. Pensemos en cómo nos hemos sentido nosotros cuando nos hemos visto en una situación similar. Cuando hemos ido a una empresa nueva, cuando hemos tenido que despedirnos de algún amigo al que queremos mucho... Ponernos en su piel nos ayudará a ser el sostén que necesitan.

2.      Avisarle con tiempo. Es importante decírselo con antelación para que se prepare y que no le pille de improviso. Si podemos visitar el colegio antes, mejor... Así irá conociendo el entorno, podrá imaginarse el colegio, y no un sitio abstracto...

3.   Permitir que se despida. Es muy importante dejar que nuestro hijo se despida de sus antiguos compañeros, profesores... Además, le podemos recomendar que pida el teléfono de los que son más amigos para poder seguir en contacto con ellos. Cambiar de colegio a nuestro hijo no implica necesariamente que pierda el contacto con aquellos niños y niñas con los que tenía una relación más estrecha, de igual forma que cuando nosotros cambiamos de trabajo, seguimos en contacto con algunos compañeros.

4.   Validar sus emociones. Si nuestro hijo nos dice que tiene miedo de ir al nuevo cole, no podemos decirles: “anda, no tengas miedo, que tontería”, porque no estamos validando sus emociones. Lo suyo es que le digamos: “Es normal que estés inquieto, no conoces a los niños y niñas nuevos, vas a echar de menos a tus antiguos compañeros”, pero luego está en nuestra mano tranquilizarle: “ya verás que en ese colegio vas a estar muy bien, porque está más cerca de casa, porque los niños rápido se van a hacer tus amigos, porque los profesores te van a tratar muy bien...”.

5.   Dejar espacio para que expresen sus dudas sobre la situación. Las escuchamos, y las intentamos resolver. Si hay cosas que no sabemos, somos sinceros: “cariño, no lo sé, pero el primer día lo preguntamos y salimos de dudas”.

6.   Transmitirles confianza. Es básico que nuestro hijo no nos vea a nosotros inquietos por este cambio. Si nos nota nerviosos, él se va a poner nervioso.

7.   Enunciar siempre el cambio de colegio en positivo. Hacer ver al niño las ventajas del cambio y evitar comparaciones en las que el nuevo colegio salga perdiendo, como: “que pena que en este cole no haya natación, nos encantaba la piscina del anterior”.

8.   Trabajar sus habilidades sociales. Al colegio no vamos solo a adquirir conocimientos, también vamos a socializar, a hacer amigos, pasarlo bien. Podemos hacer un teatrillo con ellos los días previos al inicio del curso para trabajar las habilidades sociales con ellos, por ejemplo: escenificar cómo se va a presentar a sus nuevos compañeros de clase, cómo les va a pedir jugar con ellos....

9.   Actitud flexible. Hay que transmitir al niño que en el nuevo colegio habrá normas nuevas, diferentes formas de hacer las cosas, y que debe adaptarse a ellas. Es él quién cambia de centro, y tendrá que adaptarse. Esto hará que nuestro hijo trabaje su flexibilidad cognitiva que tan bien le vendrá cuando sea más mayor. Para ello, nosotros somos modelo, nosotros tenemos que ser flexibles también.

10. Autoestima y asertividad. Si el niño cambia de colegio porque ha sido víctima de bullying, tenemos que hacer un trabajo extra para que aumente su autoestima y su asertividad (ser capaz de decir lo que siente, no callarse sus necesidades, pedir ayuda cuando la necesite).