El cambio climático se hace más patente que nunca. El informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha señalado que la actividad humana es la causa por la que nuestro planeta está pasando por tantos problemas, muchos de ellos ya irreversibles: el aumento de las temperaturas, el derretimiento de los glaciares, el aumento del nivel del mar, la extinción de especies animales…

Es cierto que este daño se ha acelerado porque el funcionamiento de una gran parte de las sociedades del mundo pasa por producir más, para consumir más y más rápido. Y aunque la producción de las grandes empresas es una gran parte del problema, el estilo de vida que hemos adoptados los ciudadanos también repercute al cambio climático.

A las actividades humanas que realizamos en nuestro día a día y que generan emisiones de gases de efecto invernadero se las mide mediante lo que se denomina huella de carbono. Cada individuo genera una huella de carbono en sus actos más cotidianos como por ejemplo, de forma más directa, al desplazarse o, de manera más indirecta, al comprar ropa que ha sido transportada y producida en un país lejano.

Podemos poner de nuestra parte como ciudadanos para salvar el planeta si realizamos unos simples cambios y somos más conscientes de lo que hacemos en nuestro día a día. Aunque a la par exijamos leyes que limiten a las empresas y que aboguen por una acción real para parar el cambio climático.

El matemático, divulgador y presentador del programa de La 2 Órbita Laika, Eduardo Saénz de Cabezón, nos dio unos trucos en el evento La educación importa para salvar el planeta que podemos aplicar en familia para poder reducir nuestra huella de carbono y poder ayudar al planeta a recuperarse.

Nuestra alimentación origina huella de carbono

La base alimenticia que llevemos puede generar más o menos huella de carbono. Saénz de Cabezón nos aporta tres tips para poder reducirla.

  • No derrochar alimentos: Los desperdicios de alimentos y la comida que tiramos a la basura repercute en el medio ambiente. Por eso, lo ideal, aunque no siempre se tiene ni el tiempo ni la tranquilidad para hacerlo, sería planificar lo que vamos a comprar y que luego consumimos para no desperdiciar ningún alimento. “Se ha calculado que si los alimentos que despilfarramos, fueran un país, serían el tercer país emisor de gases de efecto invernadero”, cuenta Saénz de Cabezón.
  • Consumir alimentos de proximidad: Se trata de escoger alimentos que hayan tenido que viajar lo menos posible “porque el transporte es lo que genera esa huella de carbono”. Asimismo, Saénz de Cabezón apunta que se debe reducir la compra y el consumo del agua embotellada. “Es clave en el transporte el agua embotellada porque se lleva muchísimo de la huella de carbono”
  • Los vegetales y las frutas son nuestros amigos: Los vegetales y las frutas producen menos huella de carbono que las carnes y los productos procesados. Eso sí, como nos dice Saénz de Cabezón todo tiene unos límites: no se trata de prohibir el consumo de estos productos, pero a la par podemos ser conscientes de sus desventajas, reducir su consumo y sustituirlos por otros alimentos con la misma fuente de proteínas y nutrientes. Así, ayudaremos al medio ambiente y comeremos también de manera más saludable.

Otros trucos para frenar el cambio climático

  • Evitar generar residuos: La renovación de diferentes electrodomésticos, de nuestros vehículos y sobre todo de nuestros móviles genera una gran huella de carbono. La obsolescencia programada de los aparatos electrónicos no ayuda
  • Reutilizar objetos: Podemos hacer juegos con nuestros hijos para darle un uso nuevo a objetos que pensamos tirar. De esta forma, ellos irán tomando cada vez más conciencia de las reglas de las tres “R”: reducir, reciclar, reutilizar.
  • Reducir la compra de ropa: La producción de ropa tiene un gran efecto en la huella hídrica, es decir, una medida medioambiental que mide el agua dulce usado para producir un bien de consumo. “La mayor parte de la ropa es responsable de los microplásticos que enviamos al mar, ya que en los lavados se desprenden microfibras de plástico”, comenta Saénz de Cabezón.
  • Elegir bien nuestros desplazamientos: Saénz de Cabezón anima a usar siempre que podamos los transportes públicos y cuestionarse si el desplazamiento que queremos hacer requiere sí o sí nuestro coche o podemos hacerlo mediante otro vehículo o a pie.

Puedes ver la entrevista entera a Eduardo Saénz de Cabezón aquí: