Los contratos hipotecarios a tipo fijo han tenido una evolución progresiva en el último lustro, pero en el tramo final de 2019 y los inicios de este 2020 la tendencia se está frenando y el horizonte es que lo haga aún más como consecuencia de los planes de estímulo que los bancos centrales están lanzando para combatir los efectos del coronavirus en la economía. Así lo asegura la Asociación Hipotecaria Española (AHE), entre cuyos socios se encuentran las principales entidades financieras, en el estudio que acaba de publicar con datos de cierre de 2019.

La cartera hipotecaria española estaba integrada al finalizar el año pasado por un 15,9 % de contratos a tipo fijo y, por tanto, un 84,1 %, a tipo variable. Es una fotografía muy diferente a la que había en diciembre de 2015, cuando los primeros representaban solo un 4,5 % del total. En marzo del año siguiente, el BCE dejó el precio del dinero en el cero por ciento. El euríbor se situó en terreno negativo. Y los bancos iniciaron una carrera comercial de fomento de las hipotecas a tipo fijo, que son más caras que las referenciadas al variable, aunque la cuota permanece inalterable durante la vida del contrato. De ahí ese aumento en casi doce puntos desde 2015.

La AHE asegura sobre la distancia entre ambas tipologías de crédito que el fijo aún tiene recorrido, dado que los últimos datos aportados por el Banco de España indican que el 66 % de los nuevos préstamos hipotecarios se hacen bajo esta modalidad. Por tanto, conforme vayan venciendo los créditos de mayor antigüedad, vinculados al tipo variable del euríbor, los a tipo fijo irán ganando espacio en la estadística.

No obstante, la asociación añade que en los últimos meses "se ha podido apreciar un menor crecimiento de las contrataciones a tipo de interés fijo, de un lado porque con la nueva LCCI [Ley de Contratos de Créditos Inmobiliarios] no parece clara la incentivación de los fijos al mantener vigente la compensación económica por riesgo de tipo de interés y, de otro lado, por el previsible escenario de mantenimiento de la política monetaria expansiva del BCE en el corto y medio plazo", en especial después del recorte de tipos de la Reserva Federal de Estados Unidos a raiz de la epidemia de coronavirus. Dicho de otra forma, los acontecimientos auguran que el Banco Central Europeo mantendrá aún durante un buen tiempo los tipos en el cero por ciento, lo que implica que los créditos a interés variable seguirán siendo más ventajosos para el cliente bancario.

Por otro lado, el informe pone de manifiesto la reducción que ha experimentado -y sigue haciéndolo- la cartera inmobiliaria en los últimos años. Los 531.000 millones de 2015 han descendido a 466.000 cuatro años más tarde. El número de créditos, sin embargo, ha aumentado en el mismo período desde 5,3 a 5,6 millones, lo que indica que el importe medio también ha descendido: de 99.353 a 85.322 euros. Por tanto, o los precios de las viviendas son menores, o se compran casas más baratas o se pide al banco menos financiación. O las tres a la vez.

De hecho, los préstamos hipotecarios de más de un millón de euros han descendido del 16,3 % del total al 12,5 %, mientras que los que están por debajo de los doscientos mil euros suben del 62 % al 68 %. En cuanto a la antigüedad de la cartera, el 9,9 % tiene menos de doce meses, cuando hace cuatro años era del 6,8 %.