­­­­Después de la lluvia, por intensa que sea, acaba siempre saliendo el sol. Pero el sol, tras la crisis global del coronavirus, iluminará un mundo que podría ser diferente del conocido hasta ahora. Sirva el presente articulo para reflexionar en voz alta sobre este mundo diferente del que el reputado ensayista israelita Yuval Noah Harari nos sirve de inspiración. Porque las decisiones tomadas apresuradamente en las próximas semanas modelaran la economía y las sociedades del futuro.

▶ En el plano nacional, es en momentos de crisis como el actual donde los gobiernos tienen la mejor coartada para utilizar una monitorización totalitaria de sus poblaciones, de hecho, este problema ya lo experimentamos después del ataque a las torres gemelas, en el que muchos gobiernos, liderados por Estados Unidos, optaron por este camino. La diferencia es que, casi 20 años después de esos ataques, la tecnología de hoy es infinitamente más sofisticada y permite literalmente monitorizar todos y cada uno de los ciudadanos de un país, si así se lo propone su gobierno. Ante la actual crisis, China ha seguido esta línea y probablemente Israel o Estados Unido podrían adoptar la misma política. Esta monitorización masiva ha funcionado para detener la epidemia en China, nos dirán. Sin embargo, lo que no sabremos con precisión es que información personal se está recopilando y almacenando, ni si su uso irá más allá del objetivo de combatir la pandemia o servirá también para conocer las tendencias políticas o comerciales de la ciudadanía. ¿Pero que otras alternativas tienen los países más allá de confiarlo todo a una monitorización en masa? Pues probablemente, si en los últimos 20 años se hubiera confiado más en los científicos, y se los hubiera dotado de los recursos necesarios, no tendríamos hoy este problema.

Ese debería ser el camino para el día después del coronavirus, poner al servicio de la ciencia y del sector sanitario todas esas nuevas tecnologías que hasta hoy se han puesto más al servicio del monitoreo de los ciudadanos que al servicio de los científicos para mejorar nuestras sociedades.

▶ En el plano internacional, tenemos que entender que la globalización de la economía, según los preceptos de la Organización Mundial del Comercio, ha permitido un nivel de comercio internacional nunca visto antes. Sin embargo, esa misma internacionalización de las economías, con la controvertida deslocalización de los centros de manufactura del mundo occidental a países de las economías llamadas emergentes, generando cadenas de valor para la fabricación de un solo producto que pueden abarcar varios países, provoca que un problema importante en un país lejano pueda acabar afectando a toda la economía global. ¿No es cierto, si somos sinceros con nosotros mismos, que muchos pensamos que ese problema en una provincia china difícil de pronunciar, y más difícil de situar en el mapa, era un problema ajeno a nosotros? Pues bien, no es así, en una economía globalizada todos los problemas de importancia de cualquier economía dentro de los circuitos de la actividad económica global es un problema de todos. Y precisamente por ser un problema de todos, la coordinación de todos los países en el mundo multilateral, que hemos venido construyendo mediante el entramado institucional tras la caída del muro de Berlín en el 89 y del colapso del mundo soviético en el 91, es básica para afrontar esta crisis.

Y he aquí, que una pieza fundamental como los Estados Unidos, que venía potenciando esa multilateralidad, ahora y gracias a Donald Trump ha abdicado de ese rol crucial para pasarse al aislacionismo y a la bilateralidad. En las horas decisivas de esta crisis global sin precedentes solo podemos tener la esperanza que otros líderes con una visión más largoplacista y más generosa, puedan sobreponerse: quizá la reputación de Merkel, quizá la inteligencia de Macron o la decencia de Conte, con el tiempo lo sabremos.

Lo que si sabemos, es que entristece muchísimo y preocupa aún más, escuchar a Trump rebautizando el Covid-19 como el "virus chino". Es una prueba más que, probablemente el peor presidente que hayan tenido los Estados Unidos, no remará en la misma dirección que la del interés global del mundo. Esperemos que esos otros líderes más generosos consigan sobreponer la multilateralidad en el interés general del planeta por encima del interés miope, cortoplacista y provinciano del "Make America Great Again" de Donald.