¿Alguna vez te has mirado al espejo y te has dicho "yo merezco mucho más de lo que he conseguido"? Te entiendo. Me ha pasado.

Seguramente eres una persona con grandes aspiraciones y estarás conmigo en que el mundo está lleno de oportunidades y que si eres capaz de aprovechar las que te tocan, puedes llegar muy lejos.

Para ti eso puede significar tener dinero, una casa grande, un coche de último modelo€ O tener tiempo y libertad de movimiento€ O dedicarte profesionalmente a lo que te apasiona€ O conseguir ese trabajo que tanto has soñado.

Pero si como me ha ocurrido en varias ocasiones crees que mereces más de lo que has conseguido hasta ahora, es probable que la estrategia que estás usando no te esté funcionando del todo.

Los humanos somos una especie social por una cuestión de supervivencia. Necesitamos a los demás para poder salir adelante. Pero también somos una especie egoísta que primero vela por sí misma y deja a los demás en segundo plano.

Esto nos lleva a una verdad incómoda: a la gente solo le importas en la medida en la que le aportas.

¿Qué significa esto? Que si tu manera de comunicar no tiene en cuenta a los demás y solo te tiene en cuenta a ti, te va a resultar muy complicado ganar apoyos.

La clave está en lo que yo llamo "Empatía Estratégica".

- Empatía es la capacidad de ponerse en la piel de los demás para entenderlos.

- Empatía estratégica al comunicar tus ideas, vender tus servicios o pedir un aumento de sueldo, implica ponerte en la piel de la otra persona con el fin de adaptar tu mensaje, llevarlo a su terreno y conseguir que le interese lo que dices.

La comunicación en el ámbito profesional busca alcanzar objetivos, no importa a lo que te dediques. Ya sea que tengas tu propio negocio, quieras emprender o tu sueño sea tener una carrera profesional exitosa trabajando para otro. De tu capacidad de conseguir apoyos dependerá el que alcances tus objetivos.

Hay tres preguntas muy útiles que te ayudarán a centrar tu comunicación en la otra persona para que ésta piense que es buena idea hacerte caso.

La primera: ¿Quién ese?

Te ayudará a entender a la otra persona para saber su nivel de comprensión y hablarle de forma que te entienda a ti.

La segunda: ¿Qué quiere?

Te ayudará a entender lo que desea, lo que le interesa, aquello a lo que aspira. Y cuando sabes esto, es mucho más fácil hablarle de manera que le resulte llamativa.

La tercera: ¿Cómo puedo ayudarle a conseguirlo?

Te permitirá ver con claridad tu capacidad para aportarle valor y explicarle cómo puedes aportar dicho valor mejor que los demás.

Y es justo ahí donde comienza la magia de la influencia. Cuando comunicas teniendo primero en cuenta a los demás.

Aunque no nos engañemos. Es estratégica por una razón muy simple: queremos algo de la otra persona. Pero eso es parte de la dinámica profesional diaria; intercambiamos con los demás con el fin de ayudarnos mutuamente.

No es algo malo ni bueno, simplemente es así. Y cuando nos damos cuenta y hacemos las paces con ello, todo lo demás se hace más fácil, siempre que en tus interacciones busques que ambas partes ganen de verdad.

Igual que tu jefa te paga un sueldo contenta porque haces un buen trabajo. Es cuestión de reciprocidad. Si tú ganas, yo gano y luego querremos seguir colaborando. Aritmética pura...

Piensa en los demás, usa la empatía estratégica y conseguirás muchos mejores resultados en el trabajo y en la vida.