Julia Castillo es una de esas viajeras atípicas, o al menos no representa el prototipo preconcebido de viajero del Imserso, aquel que disfruta de la animación del hotel y de los bailes de salón. "Yo soy más de turismo a mi aire. Las actividades y el bailar está bien para quien le guste", explica.

Esta madrileña, que ha estado dos veces, y siempre acompañada de un amigo, de vacaciones con el Imserso, en Lloret de Mar y en la Manga del Mar Menor, califica su experiencia de "relativamente buena". "No puedes pedir mucho más. Está claro que los hoteles se relajan, y no me extraña porque cobran muy poco, el margen que tienen es una miseria", explica Castillo, que agrega que al ser temporada baja muchos restaurantes, tiendas y comercios están "cerrados". No obstante, "si vas con ánimo de descansar está genial", añade.

A pesar de las críticas, Julia Castillo tiene pensado repetir este año, pues reconoce entre las bondades "el precio, y que es un viaje con gente de tu edad". Su intención es probar los circuitos culturales y hacerlo sola, sin compañía. "Hay pocas ofertas y cuesta 20 euros más ir sola, no está tan bien de precio, pero me apetece probarlo", añade. Este año, la oferta de turismo de interior será un 7% mayor.

"Estos viajes ayudan a combatir la soledad"

Mari Luz Alonso quedó con su amiga Noemí González para desayunar en el centro de Madrid y, así, después acercarse a su agencia de viajes habitual para organizar el viaje de este invierno. Mari Luz se ha recorrido todo el levante y el norte peninsular gracias al Imserso, unos viajes que, asegura, ayudan a combatir la soledad.

"En estos viajes tienes trato con otras personas y eso es muy importante porque, aunque la gente no se lo cree, la soledad es una enfermedad muy mala que tiene poca cura", agrega esta jubilada madrileña de adopción (vive aquí desde los 12 años) que también señala como principal atractivo que estos viajes "valen la mitad y te lo dan todo hecho".

Mari Luz siempre viaja en compañía de sus amigas porque, reconoce, "la paga no da para mucho". "La paga no es un chicle, tienes que compartir habitación con otra persona para que salga más barato si no son 20 euros más, así que siempre me llevo amigas y nos vamos acoplando en las habitaciones", explica.

Ella sí que es de actividades nocturnas y visitas organizadas. "No se pasa mal", dice con una sonrisa, y reconoce que "tendría que haber más y con más facilidad", aunque si no es posible "habrá que conformarse".