en un momento en el que la tecnología está cambiando el sistema laboral y la naturaleza de los trabajos, las personas viven más y tienen carreras más diversas, las organizaciones tienen la oportunidad y la responsabilidad de reinventar el aprendizaje.

Pese a la cantidad de estudios, artículos y reseñas que hay al respecto, no me atrevería a decir cuántos puestos de trabajo van a desaparecer ni cuándo. Pero sí hay algo claro: en su mayoría, los puestos de trabajo se están transformando. Según un informe del Foro Económico Mundial, el 54% de todos los empleados de las organizaciones deberán adquirir nuevas capacidades, así como mejorar las habilidades con las que cuentan.

El aprendizaje de nuestros empleados se convierte en una herramienta clave y en una responsabilidad, para nuestras plantillas y para las propias organizaciones, que así pueden disponer de esas capacidades que tanto se necesitan en un entorno cada vez más retador. Y esto, en el contexto actual, tiene dos matices. Por un lado, es un camino de no retorno. Trabajadores y empresas debemos entender que el aprendizaje ha venido a quedarse, formará parte de nuestras vidas de aquí en adelante y, por otro lado, es un elemento que "puntúa" a la hora de atraer talento. La "oportunidad de aprender" es una de las principales razones para aceptar un trabajo, algo a tener muy en cuenta en un momento de guerra abierta por la adquisición de determinados perfiles y capacidades.

En este sentido, a la hora de adquirir nuevas capacidades nos hemos dado cuenta de dos cosas: la primera, que debemos ser más creativos en las fórmulas de relación laboral (plantillas alternativas, gig economy€) y la segunda, de que las tenemos más cerca de lo que pensamos, por suerte. No todo se puede, ni se debe adquirir fuera de nuestras organizaciones. Hemos estado muy focalizados en el mercado externo y quizás hemos descuidado nuestro mercado interno, nuestro propio talento, el de nuestra organización. Más de la mitad de los encuestados en el Global Human Capital Trends 2019 de Deloitte piensan que a sus empleados les resultaría más fácil encontrar un trabajo fuera de su organización que en la propia. Esa combinación equilibrada de adquisición de talento externo y desarrollo del talento interno es clave. Pero, ¿por dónde empezar? Quizás por conocer las capacidades necesarias en nuestras organizaciones a futuro, cómo ayudamos al negocio a estar preparado, qué competencias conductuales, técnicas y digitales vamos a necesitar. Una vez hecho esto, identificamos las necesidades de reskilling y upskilling en nuestros empleados, para por último definir los planes de acción concretos que nos van a permitir dar respuesta a esas necesidades.

En esos planes de acción, las oportunidades de aprendizaje a nuestros empleados tendrán un papel clave. Un aprendizaje que se caracteriza por 4 elementos: primero, pone al empleado en el centro fomentando la posibilidad de ofrecer contenidos de forma constante y potenciando así el autodesarrollo. Segundo, se apoya en la tecnología para hacer esto posible. Yo decido qué más quiero saber y cuándo y dónde lo quiero aprender. Tercero, utiliza el dato para humanizar el proceso de formación, personalizar y tomar decisiones a futuro. Y, en cuarto lugar, el aprendizaje toma diferentes dimensiones y sale de las aulas, se integra en el trabajo en tiempo real, en los equipos, en las sesiones de feedback, etc.

Llevo casi 20 años dedicada al mundo del talento y las posibilidades que tenemos por delante no tienen precedentes. Reinventar el aprendizaje supone ir a sitios en los que nunca hemos estado. ¡Bienvenidos al futuro!