Una red social por definición, es un sitio digital donde nos mostramos como somos, o más bien como queremos ser percibidos. Un lugar donde enseñar cómo vestimos, los viajes que hacemos o las experiencias que vivimos. Cuando eso lo trasladamos al entorno profesional, LinkedIn se convierte en el sitio que nos permite convertirnos en una marca para dejar de ser un producto indiferenciado.

Cuando hacemos publicidad para una marca, ésta siempre trabaja tres grandes objetivos: el conocimiento, la actitud y el comportamiento. El conocimiento tiene que ver con que nuestro público objetivo conozca nuestra marca, básicamente, que sepa que existe; la actitud, con que se le asocien una serie de atributos que la hagan atractiva para el consumidor y la posicione en su mente de una determinada manera. El comportamiento tiene como objetivo que la compren o contraten.

La gran diferencia de una marca con un producto tiene que ver, precisamente, con los atributos de marca. Diferentes marcas dotan al mismo producto de diferentes atributos: Un coche es un coche, pero algunas marcas son percibidas como más seguras, otras como más deportivas y otras como más respetuosas con el medio ambiente. Y eso es lo que las diferencia frente al consumidor. De hecho, es una de las claves que le ayuda a tomar la decisión de compra de una opción frente a otra.

En LinkedIn tenemos nuestro CV totalmente actualizado: el profesional y el académico. Ponemos nuestra fotografía (nos gusta aparecer dando una conferencia, con bata de laboratorio… En definitiva, en un entorno de trabajo que nos ensalce como profesionales) Podemos relacionarnos con aquellas personas que nos interesan. Se convertirán en nuestro canal de comunicación. A veces, les pedimos conectar porque hemos tenido una relación profesional con ellos; a veces porque queremos hacer negocios y a veces porque pueden ser potenciales empleadores o empleados. Es una forma de verlo, pero su verdadero valor es que son potenciales influencers y que, si nuestro discurso les interesa, difundirán nuestros mensajes y nuestro perfil a círculos concéntricos de relación cada vez más alejados de nosotros, lo que aumentará nuestro “conocimiento de marca” en uno de los mercados más competitivos que existe, el de la marca personal (mejor dicho, la marca profesional).

Pero el conocimiento de marca por sí solo no vende, tenemos que dotarle de atributos. El CV por sí solo es perfectamente intercambiable e indiferenciado de cientos de perfiles parecidos que muestran experiencia en una empresa en un determinado campo profesional. Indudablemente nuestra formación, la experiencia que tengamos, nuestro grado de especialización y las empresas en las que hemos trabajado configuran una cierta diferenciación respecto a otros perfiles parecidos, pero si nos quedásemos ahí, sería como mostrar la mecánica del coche que decíamos antes. ¿De verdad alguien piensa que compra un coche atendiendo sólo a estos valores “racionales” sin tener en cuenta la marca del mismo? Las marcas transmiten, principalmente, valores emocionales y eso es lo que tiene que conseguir nuestro perfil en LinkedIn.

El número de seguidores que tenemos (y la calidad de los mismos) nuestras publicaciones y artículos; nuestras recomendaciones y comentarios sobre otros contenidos, dicen de nosotros tanto o más que el contenido de nuestra vida laboral. Van construyendo una imagen pública del profesional que mostramos. Pero, como le ocurre a cualquier marca, nuestro posicionamiento en la mente del consumidor no se fija por lo que decimos de nosotros mismos, lo que otros dicen de nosotros en forma de likes, shares o recomendaciones de tus publicaciones construyen tu imagen de cara a los demás. Cuando tengo que explicar cómo debemos comportarnos en LinkedIn, siempre uso unas siglas: RIP. Sí, ya sé que parece más un “necrónimo” que un acrónimo, pero creo que describe perfectamente cómo tenemos que comportarnos en LinkedIn si queremos diferenciarnos de nuestros principales competidores a la hora de conseguir un contrato o un empleo.

RIP: Relevante, Influyente y Popular.

Relevante, porque lo que decimos debe ser diferencial y generar interés.

Influyente, porque debemos tener la autoridad suficiente para hablar del tema en cuestión.

Popular, porque mucha gente lo lee, lo comparte y lo recomienda.

¿Quieres saber cuan RIP estás siendo en tu comportamiento en LinkedIn? Entra en tu cuenta de LinkedIn y abre una nueva pestaña en el navegador con la siguiente URL: https://www.linkedin.com/sales/ssi

Descubrirás tu Social Selling Index, el índice que LinkedIn pone a tu alcance para que tú sepas lo Relevante, Influyente y Popular que estás siendo con tu propia marca.