Desde hace un tiempo parece que la preocupación del entorno económico por una nueva crisis económica va en aumento. Y tengo la impresión que este análisis hecho con la "brocha gorda", que predice una recesión, en el momento en el que lo realizamos con una "brocha más fina" nos lleva a pronósticos más para una desaceleración que para una recesión.

Para argumentar el análisis que nos lleva a afirmar "ralentización si, recesión no" nos viene muy bien que el Fondo Monetario Internacional (FMI) haya publicado este mismo mes su informe de perspectivas económicas globales. Ciertamente, el título de este informe, de entrada, no es muy esperanzador: "ralentización del crecimiento, recuperación precaria".

El FMI ha revisado a la baje el crecimiento previsto para este año de todas las economías desarrolladas importantes. Desde las cinco décimas menos de Alemania e Italia hasta la décima menos de Japón y España. Aun así, para el conjunto de economías desarrolladas pronostica un crecimiento para este año del 1,8% y un 3,3% para todo el mundo. Y un crecimiento global de más de tres puntos queda lejos de la tan anunciada recesión. Es más, el crecimiento global para el 2020, lejos de reducirse, mejora hasta el 3,6%.

En el mundo emergente observamos una mayor disparidad, con un crecimiento conjunto del 4,4% para el 2019, siendo las áreas económicas que mayor desaceleración experimentan en el ritmo de crecimiento la del Medio Oriente más Norte de África, con nueve décimas menos, y la del Caribe más Latinoamérica con seis décimas menos. Continúa la fortaleza de India, con un crecimiento esperado del 7,5% en 2020 mientras la debilidad China se manifiesta con casi un punto y medio menos de crecimiento que India. El menor ritmo chino en décadas.

Volviendo al mundo desarrollado, preocupa Alemania, la mayor economía europea, con un crecimiento que no va a llegar al 1% este año. Preocupación que aumenta si consideramos que el país teutón podría ser el próximo objetivo de la Guerra Comercial desatada por Trump. China y Alemania son los dos países con quien Estados Unidos tiene una balanza comercial (exportaciones menos importaciones) más deficitaria, cifra que la administración americana quiere reducir.

Según hemos visto en los párrafos precedentes podríamos concluir con la siguiente afirmación: "ralentización sí, fragilidad también, pero recesión no".