Soy padre de dos menores y es posible que tu, lector o lectora, también los tengas actualmente o en el futuro. Quiero invitarte a tomarte en serio ese oficio y a colaborar activamente en eso de hacer sociedad civil y trabajar por un entorno más seguro para la infancia y la adolescencia. Porque lo que se siembra es lo que se recolecta.

No te pido que trabajes más con tus hijos en casa. Eso ya no basta, porque es su entorno social directo aquel que más influirá en su comportamiento. Hay que actuar, pues, sobre ese entorno. Un microcosmos en el que hay mucho avanzado en materia de legislación que pretende proteger a los menores de los abusos de una sociedad que parece diseñada para maximizar beneficios caiga quien caiga y que provoca un notable clientelismo en los políticos y gestores de la cosa pública que les lleva a mirar hacia otro lado cuando se tocan intereses económicos en un claro "secuestro del supervisor".

Las familias, pues, debemos organizarnos y trabajar juntas para desarrollar una labor de cabildeo, lobbística capaz de presionar al legislador para que profundice en la protección efectiva de los menores y de lograr que el supervisor cumpla con el mandato de la Ley. No falta la infraestructura: posiblemente las apymas sean la mejor solución disponible.

Luego hay otro trabajo más complejo consistente en educar a la industria, al comercio y a muchos progenitores que no acaban de entender o les da igual lo que están ocasionando con su actitud descerebrada y tóxica: nada más y nada menos que la destrucción a plazos de una vida, de un futuro. Puede sonar tremendista pero la realidad es muy tozuda.

El miércoles pasado acudí a una charla organizada por FAPA y la APIMA del IES de mi hijo e impartida por IREFREA. Con datos de la encuesta ETUDES 2016-2017 me enteré de que el 78% de los estudiantes baleares entre 14 y 17 años bebe alcohol y el 36% fuma. Más las chicas que los chicos en un claro cambio de tendencia. Que el 49.5% participó en un botellón (al menos), que el 31.7% bebe en bares y el 25.9% en discotecas. Que el 57.9% compró alcohol en un super y el 46.5% en la tienda de su barrio o pueblo. El 43.6% no paró hasta emborracharse.

Surge un nuevo actor: las apuestas, que ponen en riesgo al 12% de estudiantes en salas de juego y a un 6% que también juega en Internet.

Lo más llamativo del caso, por supuesto, es que hay hermosas leyes que prohíben la venta de alcohol y tabaco así como la entrada en salas de juego a menores. Fallamos las familias al no educar en una actitud crítica que lleve a nuestros hijos a evitar comportamientos tóxicos pero más aun falla estrepitosamente una Autoridad que no ejerce el mandato de la Ley y, con ello, ayuda al éxito de ciertos empresarios mientras ejerce de cooperador necesario en miles de dramas personales y familiares actuales y futuros.

¿Qué piensas hacer tu?