Las compañías de telecomunicaciones aún no han desplegado completamente la tecnología 4G y ya se están preparando de lleno para la tecnología de quinta generación o 5G. Esta nueva tecnología tendrá un alto impacto en nuestra manera de funcionar y en nuestra economía.

La tecnóloga 5G es un nuevo estándar de banda ancha inalámbrica que implicará un mayor número de conexiones simultáneas, grandes velocidades de cobertura y descarga de datos que superará la actual velocidad de descarga de las actuales redes fijas de fibra óptica. Otro aspecto que mejorará de forma dramática el 5G será el tiempo de latencia. Es decir, el tiempo de respuesta de ejecución de un dispositivo desde que se envía la señal, hasta ahora de 10 milisegundos con el 4G y de un solo milisegundo con el 5G.

Las conexiones serán hasta 100 veces más rápidas y todo ello tendrá un claro impacto en la economía, y como sucede siempre en este tipo de revoluciones, habrá industrias con un futuro prometedor gracias al 5G y otras se verán perjudicadas o incluso desaparecerán. Las empresas y organizaciones que no logren adaptarse a los cambios del 5G se verán perjudicadas. Por ejemplo, cada vez habrá más profesionales trabajando desde casa y con horarios flexibles y probablemente habrá un gran incremento de la externalización de servicios. Los llamados freelancers se verán muy beneficiados. Industrias como las del control de drones, las de juegos electrónicos, las de cirugía a distancia o las aplicaciones para viajes y ocio intensificaran su desarrollo con el 5G. Pero quizá la que mejor ilustre el beneficio del 5G es la industria de la conducción autónoma. El 5G será fundamental para que los vehículos sin conductor sean seguros ya que este tipo de conducción con sus sensores recibiendo cantidades ingentes de información gracias al 5G la podrán procesar en milisegundos para poder responder a eventualidades como el cruce de un peatón o una placa de hielo, de manera instantánea.

Pero para que todo esto sea una realidad se necesitaran inversiones importantes desde el sector publico/privado que solo si ve un retorno adecuado las realizará. Se estima que la inversion rondará los 200.000 millones de euros solo en Europa y será clave la coordinación entre operadoras y fabricantes de dispositivos para sacarle el máximo rendimiento a esta inversion. España, aun siendo una de los países líderes en tecnóloga 4G, anda rezagada en 5G, en parte por la lentitud de la UE. De los países europeos, los que más están avanzando en el 5G son Reino Unido, Alemania y los países escandinavos, pero a cierta distancia de Estados Unidos y de países asiáticos punteros en tecnología como Corea del Sur, Singapur o Japón. Empresas como KT Telecom, Verizon, NTT DoCoMo, KDD, AT&T son algunas de las más implicadas en el desarrollo del 5G.

Las cifras económicas del impacto del 5G, aunque aún algo imprecisas, son superlativas. Entre algunas de las previsiones se espera que en la Eurozona se generen 2.3 millones de empleos en 2020 (fecha límite de implantación de la tecnología de quinta generación) directa o indirectamente por el 5G. En Estados Unidos serian 3 millones de empleos y solo en España el 5G podría generan una cifra de negocio cercana a los 24.000 millones de euros en 2026. Las previsiones a más plazo (2035) pronostican 22 millones de trabajos relacionados con el 5G y una contribución de esta tecnología al PIB global similar a la de la actual séptima economía del mundo, India.

A mi entender el mayor o menor éxito de toda esta tecnología y de las previsiones que acabamos de ver más arriba dependerá de factores tecnológicos (el factor que me ofrece menos dudas), regulatorios (errores de planificación en la regulación serian fatales), económicos y comerciales (estos dos últimos consecuencia de los dos anteriores).