La transformación digital es el uso de la tecnología en una organización empresarial, o en la sociedad en general, para mejorar los productos y servicios puestos a nuestro alcance de un modo que nos hagan la vida mejor, o más fácil. Para ello el uso de la tecnología que genera, almacena, procesa y transfiere datos es primordial. Los países y sus ecosistemas empresariales están destinando, con mayor o menor empeño, recursos a esta transformación digital. Huawei en su informe del índice de Conectividad Global (CGI) analiza el progreso en esta transformación de 50 países que representan casi el 80% del PIB global. Tras analizar en este estudio los indicadores de tecnologías como los centros de datos, Cloud, Big Data, IoT o banda ancha de estos países, el resultado es que el país que va en cabeza en la transformación digital es Estados Unidos seguido de Singapur y Suecia. España solo ocupa la posición 17.

Y para los que aún no se toman en serio la importancia de la tecnología creo que es muy revelador el cuadro anexo en el que se muestran las cinco corporaciones con mayor capitalización bursátil del mundo en 2006 y en 2017. En 2006 la empresa más grande del mundo era una petrolera (ExxonMobil), tras poco más de diez años era Apple, una empresa tecnológica. Dos bancos estaban en las top 5 en 2006 y no hay rastro de ellos en este selecto grupo en 2017. Pero quizá lo más destacable es que solo una empresa tecnológica estaba entre las 5 más grandes en 2006 (Microsoft) y en 2017 las 5 empresas más grandes del mundo son todas ella tecnológicas. Muy revelador.

En España, los sectores que más han trabajado en la transformación digital son los bancos y aseguradoras (Fintech) y las telecos, sin embargo sectores como la construcción, la energía y la educación están aún muy rezagados. En el sector educativo sigue dominando el modelo clásico de universidad con campus físicos y clases presenciales pero hay algunos proyectos en la que la transformación digital es una realidad como la UOC o UNIR. De hecho, hace pocos días tuve la oportunidad de conocer las instalaciones en Madrid de esta Universidad fundada por un catalán y era un campus totalmente innovador y diferente: sin clases físicas, con platos de grabación, clases en streaming, con aplicaciones avanzadas para el desarrollo de las clases y los contenidos, alumnos globales, etc. Y de esta globalidad, me parece muy ilustrativo de como la trasformación digital puede mejorar nuestras vidas de modo que ayer un alumno del interior de Ecuador tenía que desplazarse 6 horas, con unas infraestructuras terrestres muy deficientes, para poder acudir a la universidad más cercana y hoy cursa un programa universitario de manera digital.

La transformación no creo que sea en muchos países desarrollados tanto un problema de infraestructura tecnológica para llevarla a cabo (España es uno de los países con mayor cobertura de red de banda ancha del mundo) sino que los directivos y empresarios, sobre todo los de la generación del Baby Boom o de la generación X, entre los que me cuento, cambien la actitud y el esquema mental para estar más en contacto y aprender de la actitud totalmente abierta a la transformación digital de los más jóvenes, de los milenials.

Termino este artículo con una experiencia real, quizás algo estúpida, pero que creo que muestra muy bien lo dicho en el anterior párrafo. En mi despacho profesional todo el equipo es más joven que yo, todos son milenials, y cada vez que realizamos viajes de trabajo se descargan el billete en el smartphone. Yo soy el unico que lo quiero impreso, y recibo a menudo este comentario: "si no vas utilizando estas tecnologías, llegará un día en que te será mucho más difícil digitalizarte". Tienen toda la razón.

*Economista, socio de EthicalSLM y director académico de ISEFI