¿Está siendo PortAventuraWorld su trabajo más desafiante?

Portaventura es un cliente exigente y pionero en multitud de aspectos. Estas dos circunstancias más el plus de ser únicos y diferenciales hacen que los proyectos y servicios con PortAventura sean my ilusionantes al mismo tiempo que desafiantes.

La combinación de estas circunstancias se respiran y se viven en todas las áreas de la compañía, también en IT, y esto hace que nos lo trasladen a T-Systems como partner.

Un ejemplo de esto es la utilización de dispositivos móviles en un entorno extremo, como es el almacén central refrigerado, a una temperatura inferior a -28 °C. Otro ejemplo es la cobertura wifi en el Centro de Convenciones, donde la volumetría del lugar y la alta densidad de dispositivos en determinados eventos llevan a los sistemas y las infraestructuras a situaciones límites. A pesar de ello, de la misma forma que acompañamos a PortAventura en estas situaciones, Robert Magí y su equipo son conscientes de que estamos rompiendo límites y barreras y confían en nosotros para hacerlo.

¿Cree que el 'Internet de las Cosas' es la siguiente gran revolución tecnológica?

El Internet de las Cosas representa una revolución en la que actualmente ya estamos inmersos, ya que el potencial de crecimiento y aplicaciones de dispositivos conectados a la red son infinitas. Posiblemente, el campo con mayor actividad y más avanzado en esta materia sean las Smart Cities, donde el Internet de las Cosas nos ofrece una gran cantidad de datos para mejorar los servicios al ciudadano, al mismo tiempo que conseguimos ser más eficientes.

Lo que está claro es que el IoT ha abierto un gran campo de actuación y mejora. Su base es la captación de información para analizarla y así ofrecer la respuesta más adecuada al ciudadano, usuario, al cliente, o al propio mercado. Podríamos decir que el IoT es la transformación digital llevada a los elementos de nuestro día a día.

¿Y de qué forma cree que influirá en la vida de las personas el IoT?

Ya está influyendo, conocemos la utilidad diaria del Internet de las Cosas porque convivimos con muchos objetos cotidianos que han cobrado vida, desde los smartphones hasta los coches conectados, o los sistemas de climatización inteligente que permiten su programación desde el móvil para que nuestra casa tenga la temperatura perfecta cuando lleguemos.

Y no solo en el sector privado. En el sector público tenemos ejemplos como la gestión inteligente de aparcamiento, mejorando así la movilidad en las ciudades, uno los principales retos de las grandes urbes; o la gestión de residuos, teniendo en todo momento la información sobre el llenado de los diferentes contenedores para optimizar las rutas de recogida y poder ser más eficientes y ecológicos. Nos queda mucho camino por recorrer, pero la semilla ya está plantada y las ventajas ya están aflorando para el gran público, que es quien tira realmente de la demanda.