"Dentro de menos de diez años, el 65 por ciento de la población vivirá en ciudades. Si a eso le sumamos que la esperanza de vida se prolonga, nos tendríamos que preocupar de mejorar nuestra calidad de vida y exigir a los políticos que trabajen para aumentar el bienestar de las personas que viven en las ciudades".

Con esta premisa, el catedrático Emilio Ontiveros inauguraba su conferencia el pasado miércoles en el Club Diario de Mallorca, encarada a la reflexión e intercambio de opiniones en torno a la pregunta que exhibía el título de la jornada: "¿Vivirán los ciudadanos del siglo XXI en ciudades inteligentes, digitales y sostenibles?".

El Foro Business de Diario de Mallorca sobre Ciudades inteligentes, digitales y sostenibles, libro del cual el catedrático es coautor junto a Diego Vizcaíno y Verónica López Sabater, fue organizado por el club Diario de Mallorca y la Fundación Telefónica, con el patrocinio de Sanitas, Prosegur, Endesa, Hidrobal y Deloitte, y fue inaugurado por el presidente del Consell, Miquel Ensenyat. "Es importante saber hacia dónde vamos cuando hablamos de ciudades inteligentes y aplicar la tecnología en la gestión de los servicios públicos", destacó Ensenyat, que se mostró a favor de "aplicar la tecnología en el día a día de las ciudades".

Ventajas de una ´Smart City´

Una Smart City es una ciudad que utiliza las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para desarrollar sistemas sostenibles que faciliten la gestión de los servicios básicos, como aquellos relacionados con la energía, los residuos o las aguas, y que respondan de una manera eficaz a las necesidades de los ciudadanos.

"Se ha demostrado que dotar de capital tecnológico a las ciudades es notablemente ventajoso para su gestión", apuntó Ontiveros. El aumento de la población urbana es inherente a algunos "desafíos" que tienen que solventar las instituciones, que muchas veces no están capacitadas para resolverlos al ritmo que requiere la "dinámica demográfica", según explicó el catedrático. Por esa razón, afirmó que "tener un plan para transformar una ciudad en Smart no es un lujo, sino una necesidad, ya que mejora y facilita la administración de la localidad a sus gobernantes".

Los "capitales" que se identifican en las Smarts Cities exitosas, según Ontiveros, no son solo económicos. Son, en cambio, tecnológicos e institucionales. Esto significa que son ciudades muy fuertes y avanzadas en cuanto a tecnología, y con unas instituciones que generan confianza a su sociedad y son efectivas para la resolución de necesidades y conflictos. Estas dos características permiten una mayor inclusión social y distribución de la riqueza.

Los ejemplos europeos que sugirió Ontiveros como modelo a seguir se encuentran en el norte de Europa, como Ámsterdam o Copenhague. Sin embargo, apuntó que Barcelona, Bilbao y Madrid son las ciudades que destacan en España en infraestructuras Smart.

El autor del libro ´Ciudades inteligentes, digitales y sostenibles´, explicó que la "interacción" que permite la tecnología, "es el mejor mecanismo de servicio al ciudadano para el sector público". Por esto, las ciudades inteligentes tienen una media de "participación política" más alta que las urbes que no son Smart, y pueden presumir de un mayor "bienestar social" así como de una mayor "igualdad".

La "atracción" de personas creativas y con talento también es algo propio de las ciudades inteligentes. Según Ontiveros, que este tipo de localidades tengan una importante concentración de "capital humano creativo" es "evidente", ya que "la distancia entre talento e innovación es muy corta". La innovación, así como la sostenibilidad, la eficencia o la participación ciudadana, son algunas de los "cualidades" que definen las ciudades inteligentes.

Los retos del desarrollo

"Una ciudad inteligente no es solamente tecnológica. Requiere una disposición institucional, ciudadanos implicados en la participación, en el propio desarrollo o digitalización de la ciudad y que no sean solamente receptores de las ventajas de vivir en una Smart City. Se necesitan, también, acuerdos entre entidades públicas y privadas".

Para que se produzca el cambio de una ciudad con sistemas de gestión "tradicionales" a una ciudad smart, según Emilio Ontiveros, la implicación de los gobernantes es imprescindible.

Los retos a los que se enfrenta el proceso de cambio son "tecnológicos, humanos e institucionales". El catedrático habló también de retos "organizativos y culturales", ya que "la adaptación de una ciudad no es solo equiparla con las infraestructuras tecnológicas que requiera el proceso de cambio, es igualmente modificar culturalmente patrones de comportamiento".

De hecho, tanto Ontiveros como el director de Telefónica en Balears, Aitor Ortega, coinciden en que el "reto tecnológico" es el menos complejo, porque las infraestructuras y la tecnología, afirmaba Ortega, "ya están ahí".

Aitor Ortega reclamaba un "mayor esfuerzo" para "ir en la misma dirección" tanto entidades públicas como privadas y trabajar en la proyección de sistemas sostenibles que mejoren el día a día de la gente y la gestión de los gobiernos. "Hay que aprovechar las subvenciones que la Unión Europea tiene para proyectos de innovación en las ciudades", expresaba Ortega.

Según ellos, es necesario más compromiso político, así como un ejercicio de hacer partícipe a todos los ciudadanos, tanto nativos digitales o personas preparadas en el ámbito tecnológico, como a la gente más mayor.

Las administraciones públicas y las personas preparadas son claves para garantizar el éxito de la transformación de las ciudades, así como para su construcción y funcionamiento. Sin olvidar la "complicidad" entre estas administraciones y el sector privado que requiere la transformación, y así avanzar hacia la existencia de ciudades "inclusivas, sostenibles y digitales".

Según el catedrático Ontiveros, el ciudadano es el mayor protagonista y destinatario de la evolución de su localidad, además de ser un pilar fundamental para transformar el modus operandi de su día a día. Así pues, y según la primera premisa de Ontiveros, "hay que exigir a los gobernantes que trabajen para aumentar el bienestar de las personas", que pasa por "eliminar las inercias del pasado" y abrir paso a la ciudad inteligente, digital y sostenible.

El acto fue posible gracias a la Fundación Telefónica que, en palabras de su gerente, Rosa María Sainz, tiene como misión "mejorar las oportunidades de desarrollo de las personas a través de proyectos educativos, sociales y culturales adaptados a los retos del mundo digital".

La jornada concluyó con la intervención de algunos de los asistentes. Destacó la reflexión de la teniente de alcalde de Calvià, Mari Carmen Iglesias, que lamentó la falta de colaboración y comunicación, según Iglesias, entre los ayuntamientos de Mallorca para intentar coordinar diferentes proyectos Smart de una manera más "global" y más eficiente para, así, optar por un modelo común de sistemas de gestión hacia un mismo horizonte Smart.