- ¿A qué se refiere exactamente con lo de "multiplicar" cuando habla de turismo?

-Me refiero a que tenemos que ir más allá de sumar. Es evidente que si le preguntamos a cualquiera que si prefieren sumar o multiplicar, la respuesta siempre será lo segundo. Y para multiplicar en turismo hay que ir más allá de sumar. Me refiero a que todas las cuestiones que nos estamos planteando en estos momentos en materia de política turística van relacionadas con el volumen, si más o menos. Eso es lo que estamos planteándonos permanentemente: más turistas, más vuelos, más camas... Y realmente tendríamos que centrar el debate en si lo queremos mejor o peor.

-¿Se refiere a si queremos mejores turistas que los que tenemos o a otro tipo de mejora?

-El debate sobre la política turística en Balears se debería centrar en que todas las políticas económicas, sociales, medioambientales, etc. deberían enfocarse a mejorar la productividad. A partir de ahí ya no entra el debate del volumen, y lo que hay que considerar es cómo pasamos del volumen al valor.

-¿Y cuál es la fórmula mágica para pasar de un turismo de masas a uno de calidad?

-Hay que empezar a dejar de hablar de números. No podemos estar siempre pendientes del número de afiliados, de aviones o de turistas. Hay que empezar a hablar de adecuación de los recursos humanos, de gasto turístico, de un ingreso turístico elevado, etc. Hay que hablar de otras variables. Se trataría de plantear los temas no desde el desequilibrio, sino intentar encontrar los equilibrios, lo que nos llevaría a esa multiplicación que le comentaba en su primera pregunta.

-¿Nos olvidamos entonces del número y vamos solo a por el turista de calidad?

-No. Nuestra apuesta es por el valor. Eso significa que sin renunciar a la cantidad hay que aumentar la calidad. Nosotros tenemos una moratoria que no nos permite crecer en plazas turísticas desde hace muchos años, pero hay una serie de plazas establecidas. Eso supone que sin renunciar a esa cantidad, porque está vinculada a puestos de trabajo, hay que aumentar la calidad.

-Permítame que le repita la pregunta anterior: ¿Y cuál es la fórmula mágica?

-Debemos poder realizar inversiones productivas que nos permitan mejorar la categoría de nuestros establecimientos y así mejorar también los salarios, la adecuación de los recursos humanos, etc.

-Ha dicho usted "poder realizar inversiones". ¿Qué se lo impide?

-Las políticas privadas por sí mismas no pueden conseguir una mejora de la productividad, si no que hay muchas restricciones que nos produce el entorno, en este caso el entorno adeministrativo y económico, que deben ser trabajadas. Y eso es lo que nos gustaría y que vamos a plantear que se debería hacer con el Gobierno para poder avanzar en la mejora de la productividad.

-¿Hay entonces que reconvertir hoteles de poca categoría en otros mejores?

-Eso ya se está haciendo. Pero además de eso, se trata de desarrollar políticas de recursos humanos que permitan adecuar lo que tenemos. Eso se trabaja desde una política de educación, por ejemplo, que nos permita adecuar las competencias a las necesidades de las empresas, cosa que en estos momentos no se está haciendo, lo que provoca unos desajustes que son evidentes. También habría que desarrollar una política medioambiental que nos permita gestionar las funcionalidades de los espacios y no únicamente la cantidad. Y en cada uno de los desequilibrios que tenemos podríamos plantear una política que nos ayudaría a mejorar a todos. Eso es lo que hemos venido denominando como política turística integral holística que hemos venido reclamando y que deberíamos concretar en pequeños planes microeconómicos que nos permitan avanzar.

-¿Implica esa mejora de la productividad unos mejores sueldos para los trabajadores del sector?

-Por supuesto que sí. Pero no podemos mejorar las condiciones salariales si no van ligadas a una mejora de la productividad en general, no solo en la laboral. Evidentemente es una variable más, pero no podemos tratarla aisladamente sino que debemos hacerlo dentro del conjunto de lo que significa la mejora de la productividad.

-Entiendo por lo que me dice que la mejora en los beneficios del sector hotelero se ve reflejada en los sueldos de sus empleados.

-Tenemos un convenio colectivo que tiene vigencia hasta el año 2018 y que es el marco regulatorio de las relaciones laborales entre el sector y los trabajadores y hasta que no haya una nueva negociación no sabremos. Ha habido empresas que sí han tenido aparte iniciativas de incentivos, pero para nosotros el marco regulador salarial y laboral es el convenio colectivo.

-La pregunta es obligada: ¿qué debería ocurrir con los alquileres vacacionales a través de portales como Airbnb?

-Nosotros ahí tenemos una postura basada en el modelo turístico. Nosotros creemos que lo que no estamos haciendo, y eso va ligado a lo que ya he comentado antes, es plantearnos cuál es el modelo turístico que queremos. Lógicamente nosotros no apostamos por un modelo basado en un incremento de capacidad, y ahí volvemos a los números, porque implica lógicamente una serie de particularidades que van ligadas no únicamente a la saturación, de la que tanto se habla, sino que también a una restricción en el acceso a la vivienda y en unos conflictos en la convivencia en zonas residenciales. Nuestra postura es que en estos momentos ya tenemos una regulación de la vivienda vacacional. Una regulación que permite una cierta tipología de viviendas, concretamente los pareados, etc. Es una legislación que posiblemente se puede mejorar en términos de exigencia, pero desde luego lo que no se puede hacer es intentar hacer una nueva legislación para incorporar capacidad en los plurifamiliares aislados en zonas residenciales con las consecuencias nefastas que ya está teniendo. Además le diré más: todas aquellas economías o ciudades que de alguna manera han avanzado mucho en la liberalización del alquiler turístico están retrocediendo. Es el caso de Bruselas, Miami, Nueva York... Están todas retrocediendo porque lógicamente las circunstancias sociales han superado a las circunstancias de mercado.

-Y si no se regula, ¿lo dejamos como está en la actualidad?

-Nos gustaría que se trabajara más en el control de esta oferta no reglada. Nos gustaría que se trabajara en la preservación del derecho del acceso a la vivienda y de la convivencia de todos los ciudadanos y que eso nos permitiera retener talento que es lo que ahora no está ocurriendo. Estamos empobreciendo la economía porque no estamos teniendo acceso a talento ni sanitario, ni de fuerzas de seguridad, ni educativo, ni por supuesto para las empresas, y creo que es en lo que deberíamos centrar el debate. La noma que se ha puesto encima de la mesa y que ha entrado en tramitación parlamentaria es una norma que alienta a la especulación porque lo que pretende es cambiar los 52 planteamientos de los 52 municipios turísticos para de alguna manera establecer dónde sí y dónde no. Además esto provoca una gran inseguridad jurídica ya que lo que intenta es prohibir lo que ya está prohibido. Es como una doble regulación de lo que ya tenemos cuando nosotros pensamos que sería mucho más interesante el establecer una política de control desde el minuto uno con la legislación vigente que ya establece unas tipologías, que ya están escritas y que tienen unas condiciones de trabajo y de servicios que se tienen que cumplir.

-¿Y por qué no puedo yo alquilar mi vivienda durante mi mes de vacaciones para tener unos ingresos extra?

-Ojo. Hay que distinguir entre lo que se hace de forma empresarial, es decir, la industrialización del sector del alquiler, de lo que es el alquiler individual de las personas y el derecho a la disposición de su patrimonio.