Anualmente la ciudad de Santander se convierte en la capital española de las telecomunicaciones. Allí se celebra desde hace treinta años el Encuentro de Telecomunicaciones y Economía Digital.

Organizado por Ametic -Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información, Telecomunicaciones y Contenidos Digitales- y la Fundación Telefónica, el encuentro congrega durante cuatro días a todos los jugadores del inmenso tablero de las telecomunicaciones en nuestro país. Vodafone, Orange, Samsung, Google o Huawei son solo algunos de los numerosos patrocinadores que, junto a la colaboración institucional del Ministerio de Industria, Energía y Turismo a través del programa red.es, ponen en contexto la situación actual de las telecomunicaciones patrias. Y la situación es buena, pese a todo.

José Manuel de Riva, presidente de Ametic fue el encargado de abrir un más que animado congreso en el que no faltaron las reivindicaciones. "España necesita un ministerio de Economía y Sociedad Digital" dijo rotundo en su ponencia de apertura mientras afirmaba que se debe "apostar firmemente por la transformación digital, y este objetivo debe considerarse una cuestión de Estado que comprometa a todas las fuerzas políticas, al sector empresarial y a la sociedad civil".

Y lo cierto es que no le falta razón al presidente de Ametic. El mercado de las TIC y los contenidos digitales en España superó en 2015 los 90.270 millones de euros, una cifra nada desdeñable en un país que todavía camina renqueante hacia la salida de una crisis que ya dura demasiado.

A nadie se le escapa que la economía tradicional es cada vez más digital. A los comercios puramente digitales surgidos en los últimos años se le están uniendo cada vez más las empresas tradicionales que ven como internet se está convirtiendo en el canal de venta preferido. Y eso solo se puede conseguir con una infraestructura de telecomunicaciones que sitúe a España entre los primeros puestos de la carrera digital. Según el estudio de la UE The Digital Economy & Society Index 2016 "España es el cuarto entre los países de la UE de mayor avance [en transformación digital]".

Pero no se acaban ahí los piropos para la infraestructura de telecomunicaciones española. El mismo estudio afirma que "los índices de penetración de la banda ancha móvil y de la banda ancha fija son las dos principales razones de mejora en el Índice", es decir, que el sector de las telecomunicaciones en España no solo mejora en su vertiente móvil, sino que también lo hace en lo que a banda ancha fija -fibra óptica- se refiere.

José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, confirmaba esos datos al afirmar que en España se ha hecho "un trabajo espectacular" en digitalización, pero alertó sobre el hecho de que no exista ninguna empresa europea entre las más innovadoras del mundo. "Existe la infraestructura, pero no somos capaces de articular nuevos modelos de negocio en torno a ella", añadió.

Por su parte, Vitorio Colao, consejero delegado de Vodafone Group, afirmó que el viejo continente debe caminar "hacia una sociedad europea del gigabite" y explicó que ese modelo de una nueva Europa podría existir en 2025 si se consiguiese atraer inversiones mediante un marco regulatorio apropiado que armonizara las diferentes legislaciones europeas. Añadió además que las empresas deben colaborar en lugar de competir como "ya está ocurriendo en España".

A golpe de talonario

Queda claro que España está entre los países mejor comunicados del continente. Pero, ¿a qué obedece esa situación de privilegio? Simple: inversión, inversión e inversión.

Pese a los años de crisis y de recesión económica, la inversión en redes no se ha detenido en España. Según la CNMC -Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia-, organismo público encargado de garantizar una competencia real en el mercado, la inversión total por parte de los operadores nacionales fue de 11.800 millones de euros en el periodo 2013-2015, lo que ha permitido que, entre otras cosas, nuestro país tenga a día de hoy una cobertura de redes de nueva generación -NGA-, es decir, de más de 30 Mbps, del 77%, muy por encima del 71% de media europea.

La situación de privilegio que se vive actualmente en España contrasta con la que padecen otros países de nuestro entorno cuyas economías, pese a ser más poderosas, no disfrutan de conexiones similares. Posiblemente llaman la atención países como Francia o Italia, donde la cobertura de banda ancha es inferior al 50%. Mucho más lejos, en América Latina, la situación es mucho peor: tan solo el 43,4% de la población tiene acceso a internet, y en la mayoría de países del continente el acceso a la banda ancha fija es inferior al 26%.

Los próximos pasos irán ligados a un mayor despliegue de la fibra óptica en nuestro país. Vodafone anunció en Santander que para marzo de 2017 tendrán acceso a su fibra más de diez millones de hogares, incluyendo una actualización de las redes de la desaparecida Ono a una nueva tecnología denominada Docsis 3.1 que permitirá una velocidad de hasta 1 Gbps. simétrico.

A pesar de los esfuerzos que se están realizando en nuestro país, posiblemente el mayor de los problemas para que la transformación digital llegue a buen puerto está en la falta de empresas digitales en Europa. Stéphane Richard, presidente de Orange coincidió en la cumbre celebrada en Santander con Álvarez-Pallete y con Colao: "Europa se está quedando atrás respecto al resto del mundo, por detrás de países como Estados Unidos y Japón. No tenemos grandes empresas digitales europeas". Es imperativo acelerar la implantación de la banda ancha. El mundo no se detendrá a esperarnos.