De las etapas a la meta... para no abandonar el sueño

Domènec Biosca

Domènec Biosca

Estos años de tantos y rápidos cambios desnudan a muchos de mis amigos directivos, que construyeron sus valores en la época de la abundancia fácil, lujuria y derechos gratuitos sin límite.

Tuvieron éxitos, con todos los vientos a favor, ¡No se les ocurrió pensar que debían aprender para saber navegar sin viento!

La vida es la suma de etapas y cada una de ellas tiene una misión que cumplir, para poder alimentar los valores necesarios para conseguir el éxito de la siguiente. Si no se saben cuáles son, no se trabajan en consecuencia, no se consiguen, debilitando los factores del éxito de la etapa.

Cuántas historias conoce de amigos que convirtieron sus sueños de pequeños en su realidad de adultos. De pequeño ya quería ser piloto o médico o policía o maestro y lo consiguió. Cuando esto ocurre, acostumbramos a escuchar “Ha nacido para ser médico o abogado o maestro”. Como si al nacer la suerte estuviese echada y sin hacer nada se llegase a ser. Otra característica de los que creen en su meta es que van creando circunstancias a su favor, porque crecen con la felicidad del deber cumplido no impuesto.

Esta convicción genera una felicidad visible que vuelve a ser comentada con la consabida es muy feliz porque hace lo que le gusta, como si el gusto lo consiguiera todo. Una vez más, la determinación en conseguir la meta ocupa los días y horas dedicados al esfuerzo, alegre, feliz y continuado, porque en la mente y el corazón está la meta.

Volviendo a la reiterada meta, le recuerdo que, la creatividad de Mozart, de Messi y de otros muchos no es fruto de una improvisación divina, es la consecuencia de horas de repetir y repetir las técnicas y las jugadas, hasta convertir la inspiración en una conducta aprendida que surge sin pensar, fluyendo como una cadena sucesiva de virtuosismo. No olvide que la inteligencia también es la memoria aprendida sobre la que el esfuerzo y las habilidades van constituyendo más memorias para poder actuar sin fallos en una demostración de la lección aprendida.

Invito a los lectores a que reflexionen con estos Diez pensamientos, que a buen seguro le ayudaran a conocerse más y mejor a sí mismo, y a los demás, facilitándole querer crear su meta para crecer.

Conseguir la meta facilita la felicidad porque conseguimos estar donde queríamos estar, habíamos soñado estar, al combinar las tres necesidades que alimentan la felicidad: el placer del éxito, la independencia que otorga el éxito y las emociones que genera el éxito.

El querer conseguir una meta necesita de diez valores:

  1. La virtud que es el hábito de buscar la excelencia.
  2. La creación fruto de la suma de innovaciones
  3. El carácter que alimenta la energía para luchar
  4. La fortaleza para resistir y vencer a las incomodidades
  5. La magnanimidad que irradia generosidad y bondad.
  6. La valentía para querer tomar las decisiones difíciles por complejas, corriendo riesgos.
  7. La resistencia como capacidad de sobreponerse al desánimo.
  8. La resistencia a los inconvenientes operativos y a la suma de dificultades.
  9. La determinación para visionar constantemente la meta, evitando abandonar en alguna estación.
  10. El aprendizaje de la aplicación extrema y constante, sin excepciones y en cada movimiento.

¿Escribe sus metas? ¿Define las etapas? ¿Prevé las dificultades? ¿Se prepara para superarlas? ¿Sueña con llegar a la meta?

Como siempre quedo a su disposición en dbiosca@educatur.com tanto en las coincidencias como en las discrepancias.