Cambio de paradigma para los inversores: fin al dinero casi gratis

Robert Casajuana

Robert Casajuana

Venía yo reflexionando estos días sobre el difícil año que hemos tenido en los mercados financieros, no tanto por la intensidad de las caídas en los mercados de renta variable (hemos sufrido años peores), sino por la elevada correlación que ha existido durante todo el año entre los bonos y las acciones. Según los manuales de economía y por mi experiencia de estos años, estábamos acostumbrados a que cuando la renta variable caía con fuerza, la renta fija era un buen refugio, o a la inversa, y por ello teníamos siempre alternativas. Este año, como decía, no ha sido así y mientras le daba vueltas a estos temas leía la última edición de la revista The Economist con un título relacionado con esta temática: “Buscando retorno, las nuevas normas de la inversión”, así, intentaré en este artículo realizar algunas reflexiones en voz alta sobre este nuevo escenario de altos tipos de interés.

La era del dinero barato se ha terminado y ¡de qué manera nos hemos dado cuenta de sus efectos! Este ha sido un año en el que las caídas no solo han sido evidentes en los bonos y en las acciones, sino en muchos más mercados. El S&P 500 en sus mínimos de este año llego a dejarse un 25%, la renta fija en general ha caído cerca de un 15% y los bonos soberanos americanos (Treasuries) en particular están experimentando su peor año desde 1949, el mercado inmobiliario también está experimentado una tendencia a la baja con los costes de financiación de las hipotecas al alza, el oro no ha brillado especialmente como el activo refugio de otras veces y por último las criptomonedas, anunciadas por sus charlatanes como el nuevo activo refugio que desbancaría al oro, han colapsado en medio de escándalos como el de la bancarrota del grupo cripto FTX de su gurú Sam Bankman-Fried detenido hace pocos días en las Bahamas. Vean solo este dato revelador del sector cripto: el valor de este mercado en 2021 fue de 3 billones de dólares, mientras hoy es de 840 mil millones de dólares. Solo el mercado de materias primas ha conseguido estar en terreno positivo y mantenerse a flote en medio de esta tormenta perfecta, por razones obvias, como ha sido la invasión rusa de Ucrania, siendo el país invasor una pieza clave del mercado de materias primas en el mundo.

The Economist presenta tres normas para los inversores en este nuevo paradigma, normas que comentaré brevemente a continuación:

1. Los retornos esperados serán mayores y por ello la decisión correcta seria no vender ahora. Los inversores más nerviosos o con menor liquidez tienden a vender en mercados como el actual. No deberían hacerlo, se arrepentirían en los próximos años. Los tipos de interés probablemente llegaran a su pico en 2023 para descender lentamente a partir de ese momento.

2. El horizonte temporal de los inversores se ha reducido porque los actuales tipos de interés más altos elevan el coste de oportunidad de seguir en activos con un menor retorno. Consecuencia de ello ha sido la menor paciencia que han mostrado, y mostraran, los inversores en las acciones tecnológicas. Las firmas tech necesitan altos volúmenes de inversión hoy para beneficios más o menos inciertos en un futuro, a veces lejano. Así, las compañías value tradicionales, con un flujo de beneficios inmediato, aunque menor que el de las tech, están volviendo a gozar del favor de los inversores (ver gráfica).

Value Vs. Growth

Value Vs. Growth

3. Las estrategias de inversión cambiarán. La incursión de inversores de producto cotizado a productos de capital riesgo no cotizado, que se ha repetido tantas veces en los últimos años por no tener alternativas de retorno decente en los mercados financieros cotizados, se reducirá drásticamente. Y el flujo de producto cotizado de renta fija que se escapaba a la renta variable buscando más retorno será a partir de ahora mucho más raro, por ofrecer los bonos unos rendimientos muy superiores a los de la era que ya hemos cerrado de dinero casi gratis.

Como siempre, el tiempo dará y quitará razones, pero todo indica que estas nuevas reglas expuestas tienen mucho sentido en el actual entorno de mercados financieros.