Grupos de (descom)presión

Fausto Oviedo Subías

Fausto Oviedo Subías

Años atrás tuve la enorme fortuna de contar con el mejor guía posible para explorar los recodos de la Filosofía del Derecho. Sin lugar a duda, lo que más me impactó en ese tiempo de inocente aprendizaje fue su enorme capacidad de magisterio para mostrarme cuál es la forma correcta y exacta de enfrentarse a lo que llamamos el metalenguaje del Derecho. Gracias o quizás más bien por desgracia, desde entonces y debido a la imborrable impronta de mi eterno Profesor don Sebastián Urbina, dedico gran parte de mi tiempo a la interpretación forense de la mayoría de los conceptos jurídicos o mundanos que me envuelven. Sin lugar a duda, existe un concepto que revolotea constantemente por mi cabeza y no es otro, como habrán podido intuir, que el de “Grupos de Presión”.

Pero¿Qué son y cómo se definen? Se trata, según la doctrina mayoritaria, de una organización de personas que, aparte de buscar incidir en las decisiones políticas (igual que un grupo de interés) busca además el logro de sus intereses particulares, intentando influir por todos los medios posibles en la opinión pública y su toma de decisiones.

Evidentemente, los grupos de presión cuentan con plena legitimación social y legal, si bien se tiende a valorar de distinta manera a aquellos colectivos netamente propositivos tanto a nivel social como legislativo y los meramente reactivos, también considerados como “grupos del no por el no” que habitualmente se focalizan en causas de interés difuso y ampliamente horizontal y transversal, pero sin contar una propuesta alternativa plausible, firme ni concreta.

Seguramente y debido a la amplitud multicolor de los grupos de presión, en los años 90 se creó un nuevo concepto de ente de influencia de características netamente propositivas, como es lo que denominamos “Clúster”, concepto acuñado por Michael Porter y que lo define como herramienta de desarrollo regional o por agrupación innovadora que promueve simbióticamente el desarrollo económico sostenible y sectorial de un territorio.

Cabe reseñar que este tipo de entidades promueve por orden de prelación los siguientes fines y objetivos: Promoción del saber compartido y la innovación. Educación y formación profesional y empresarial. Participación ciudadana en procesos de colaboración público-privada. Promoción de especialistas en el sector y generación de bolsa de empleo cualificado y/o especializado.

Sin lugar a duda y debido a la intensa influencia de mi querido profesor Sr. Urbina, mi intelecto me conduce inexorablemente y sin perjuicio de los beneficios de cualquier posible asociación a inclinarme hacia este último movimiento social y grupal que bajo el nombre de clúster promueve interna y privadamente el desarrollo sostenible y silente de los valores de promoción personal y empresarial de la mano y bajo la supervisión de las instituciones públicas, promoviendo ideas, valores y nuevos conocimientos a la sociedad pero sin ánimo de impedir, imponer o provocar la inclusión mediática ni política de sus idearios primigenios si no muy por el contrario promoviendo un flujo constante y recíproco de caudal de conocimiento entre todos y cada unos de los agentes sociales sin exclusión alguna.

Por eso y de forma pública doy mi sincera y personal bienvenida al neonato Clúster de Transición Ecológica de las Islas Baleares, como auténtico Grupo de Descompresión balear.