Skynet, un programa de IA (Inteligencia Artificial) desarrollado por Cyberdyne Systems entró en funcionamiento el 4 de agosto de 1997 (el día del cumpleaños de mi estimada cuñada) y tomó conciencia de sí mismo el día 29 de ese mismo mes y de ese mismo año. Le llevó apenas 3 semanas tomar conciencia de sí mismo, y eso que es artificial, llega a ser orgánico o real y aún estaría preguntándose el porqué de “tot plegat”.

Para quiénes no sean unos frikis (como yo), empiecen a tener una edad (como yo), tengan el cerebro con más agujeros que un queso gruyere (como la mayoría de mis amigos) y no sepan qué es Skynet, les recordaré que es el programa informático que creó al mítico cyborg T-800 interpretado por Arnold Schwarzenegger (Terminator para los íntimos) y que estuvo a punto de terminar con la raza humana (nos lo tenemos bien merecido) allá por el final del milenio pasado.

Viene a cuento esta historia por dos impactantes noticias que ocupan actualmente amplios espacios en los medios de comunicación internacionales. La primera es que el zar de todas las Rusias está pensando, al igual que hizo Skynet, en utilizar armamento atómico en Ucrania lanzando una bomba atómica sucia. Y digo yo, ¿Existen las bombas atómicas limpias qué además de liofilizar a todo bicho viviente, te dejan los azulejos del baño niquelados y brillantes cómo si les hubieras pasado Mr. Proper? Y la otra, no menos impactante y que a mí me genera mucha, mucha, mucha curiosidad, es que un partido danés ha decidido presentar a las elecciones a un “BOT” de Inteligencia Artificial.

El Synthetic Party (así de acertadamente se llama el nuevo partido) está dirigido por Leader Lars, un chatbot de Inteligencia artificial con el que todo el mundo puede comunicarse a través de Discord. El objetivo de esta iniciativa, según Asker Bryld Staunaes, miembro del grupo de artistas Computer Lars y del Centro Tecnológico Mindfuture, es captar a los que no votan y a los antipolíticos, promoviendo la convivencia entre la inteligencia artificial y las personas, estableciendo unos criterios claros “para rendir cuentas”.

En este momento el Partido Sintético no tiene ideología, simplemente recoge las distintas propuestas de los partidos minoritarios daneses que no obtuvieron representación (desde 1970) y su algoritmo está creando conciencia a partir del aprendizaje automático, de tal manera que tomará decisiones basadas únicamente en datos a partir de una organización autónoma descentralizada basada en blockchain (cadenas de bloques) lo que permitirá una gobernanza más democrática, autónoma y eficaz, más próxima a las necesidades de la población y totalmente inmune a las presiones de los medios de comunicación, los lobbies feroces y los jarrones chinos.

Olé, olé y olé. De la misma manera que dejamos en manos de la IA la gestión de los semáforos para descongestionar el tráfico de las ciudades, la navegación de barcos en los océanos y de las aeronaves en los cielos, trackeamos los envíos de Amazon y hacemos que miles de millones de procesos se automaticen y nos hagan la vida más fácil, ahora podremos disponer de un sistema de gobernanza basado en que es lo mejor para las mayorías basándonos en medias ponderadas, sin tacticismos políticos, sin cuanto peor mejor el alcalde enemigo el suyo, sin rajoyadas, aznaridades, felipadas, ni pedro jotas, ni Jiménez de todos los pecadores, ni los obispos, ni quintacolumnistas, ni podemos ni ya veremos, ni combates de voxeo. Se habrá acabado aquello que caracteriza el inicio de cualquier discurso político: “lo que la mayoría de los españoles quiere es….”. Ya no podrán aferrarse a este mantra, ya qué por definición, estadística, bigdata y autoaprendizaje, la IA sabrá perfecta y de modo completamente fehaciente que es lo que quiere la mayoría de los españoles y obrará, en consecuencia, con políticas expansivas cuando la ocasión lo requiera, de contención cuando la economía se caliente y será más o menos progresista en las leyes que se aprueben en función de nuestro comportamiento en las Redes y en nuestra forma y criterio para navegar por internet.

Hace años en Estados Unidos, cuando alguien preguntaba quién había ganado las elecciones, se contestaba indefectiblemente “el de siempre”, el Chase Manhatan Bank. A partir de ahora a esa misma pregunta habrá que contestar Google, Skynet o el algoritmo que nos marque el ritmo.

Las decisiones basadas en datos son siempre las más fiables, correctas y estadísticamente más eficaces. Los partidos políticos por su propia naturaleza son estructuras arcaicas, ineficaces, propias del siglo XIX y más preocupadas por su propia supervivencia que por el beneficio de sus clientes (seguidores y votantes). Creo firmemente que una dosis de modernidad, una adecuación a los nuevos tiempos les granjeará más y mejor simpatía por parte de los electores y una nueva esperanza de supervivencia.

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