El otro día estuve en el cumpleaños redondo de mi estimadísimo Hassán Lladó, Buenas Noches Palma!!!, y en esos momentos en los que tristemente compruebas que ya has vivido (con toda seguridad) más años de los que te quedan por vivir, disfruté de contemplar como, con una valiente y gran seguridad en si mismas, Mima, Cata o María lucían orgullosas sus canas, sus arrugas incipientes y ese saber estar y ese encanto que solo proporcionan los años bien vividos y asumidos. Mi extraordinaria pareja, esposa, confidente, compañera, amiga, amante y mujer, a la que sin ningún género de dudas, no me merezco, comparte conmigo este pensamiento y muy especialmente la libertad que, toda mujer que se precie, debe poder ejercer con su aspecto y en cómo se muestra a los demás y la importancia que tiene transmitir estos fundamentos a nuestros hijos Lola y Pep.

Hemos pasado de “echar una canita al aire” como sinónimo de olvidar por un momento que estamos envejeciendo y queremos volver a ser jóvenes, aunque sea solo un momentito, a estar orgullosos de “peinar canas” como demostración de que hemos vivido y disfrutado intensamente de todas las magníficas experiencias que nos ha deparado la vida.

En un memorable debate electoral entre Ronald Reagan (con el que apenas comparto tesis alguna) y Walter Mondale (con el que no sé si comparto o no alguna cosa), el primero de ambos pronunció una frase para la posteridad y que además le garantizó la victoria en las elecciones. En un momento en que la prensa, los líderes de opinión, los medios de comunicación y la opinión pública cuestionaban si la edad de Reagan debería ser un impedimento para que se presentara a las elecciones presidenciales, dijo, en el punto álgido del debate televisivo, "I will not make age an issue of this campaign. I am not going to exploit, for political purposes, my opponent's youth and inexperience." 

Brillante, extraordinariamente brillante. Una traducción más o menos literal sería esta: No voy a hacer de la edad un problema en esta campaña. No voy a explotar, con fines políticos, la juventud e inexperiencia de mi oponente. Y lo desmontó, lo desarmó, lo arrasó por completo y lo dejó en estado de KO técnico. Convertir un inconveniente en una ventaja convierte a Reagan (o a su Miguel Ángel Rodríguez de la época) en un discípulo aventajado de Maquiavelo y de Sun Tzu.

Querer parecer lo que no se es, es infinitamente peor que ser auténticamente lo que en verdad se es. Cuando en los informativos u otros programas de televisión podemos ver imágenes del Congreso de los EEUU, se me ponen los pelos de punta ante la espeluznante visión de seres apergaminados, teñidos, con caballunas dentaduras postizas, más aptos para decorar las salas donde se acumulan las momias egipcias del British Museum, que para legislar para las generaciones futuras en uno de los países más poderosos y bizarros del mundo. Capaces de lo mejor y de lo peor en apenas unos barrios de distancia. Forever Young.

En un mundo en el que la información (la verdadera y la tóxica) está más disponible que nunca, la búsqueda de lo verdaderamente auténtico es más importante y apasionante de lo que lo fue en la era de los grandes exploradores. Cuando Richard Burton atravesó las Montañas de la Luna en su búsqueda de las fuentes del Nilo, sabía que las tierras indómitas que se abrían ante sus ojos eran reales y no tenían filtros. Cuando Vasco Nuñez de Balboa descubrió el Océano Pacífico sabía que algo inmenso, auténtico y colosal bañaba la costa occidental de Sudamérica. Cuando Scott llegó al Polo Sur y vio que la bandera de Noruega colocada por Amudsen, le anunciaba que trágicamente era el segundo en llegar a ese lugar hasta entonces inaccesible, supo a la vez que sus intuiciones eran correctas (había llegado a dónde se había propuesto), pero que sus decisiones no lo habían sido (decidió utilizar caballos en lugar de Huskys siberianos para llevarla a cabo).

Hoy es más difícil que nunca distinguir entre lo falso y lo auténtico, entre lo sano y lo tóxico, entre lo bueno y lo malo. La mano que mece los grandes emporios es capaz de hacer comulgar con ruedas de molino a todos aquellos que están plagados de certezas. En el siglo pasado, la industria del tabaco invirtió ingentes sumas de dinero para minimizar los daños de la nicotina y su incidencia directa en el cáncer. Más recientemente vivimos el “Diesselgate” y los descarados intentos de manipulación para enmascarar los daños que las emisiones contaminantes provocan en el medioambiente. Hoy lo estamos viviendo con el tema de los azúcares, la ganadería intensiva, los negacionistas del cambio climático y algún que otro zumbado terraplanista (por los que siento sincera devoción).

En un mundo en el que toda la información está disponible, en las que sofisticadas herramientas de marketing digital pueden ayudarte a separar lo bueno de lo malo, lo sano de lo tóxico y lo auténtico de lo falso, hay que reivindicar las canas vividas con orgullo y recordar siempre a Newton, que cambió el mundo para siempre y dijo “Si he logrado ver más lejos es porque he subido a hombros de gigantes” (que peinaban canas le faltó añadir). Si quieres saber más sobre marketing digital orientado a resultados y a aplicar técnicas de persuasión basadas en el principio inalterable de que “sabe más el diablo por viejo que por diablo” síguenos en www.mad-men.agency orgulloso miembro de MarkAting Meta Agencia.