Ayer cenando en casa de un buen amigo en Palma, tuve la sorpresa de encontrarme con dos matrimonios que explicaban cómo se habían alejado de sus sueños. Más sorprendente aún fue escuchar al hijo de una de las parejas, de unos veinte años, confesar que también había abandonado sus sueños. Estuve a punto de perder el apetito cuando explicaron sus creencias sobre el matrimonio, o mejor dicho, sobre su vida en pareja. Eran pesimistas, negativos y catastróficos, habiéndose convertido en campeones del mundo del equilibrio en los extremos de la cama. El hijo de uno de los matrimonios, obviamente, se había contagiado y también se había apropiado del discurso del: “no”, “¿Para qué?”, “¡Qué rollo!”, “Es que”…, ¡Y en muchos casos buscando culpables! 

Quiero confesarles que sentí dolor en mi corazón y malestar en el estómago al comprobar que: “Quien no cree en si mismo, no crea nada”, olvidándose de que cuando uno cambia, cambia el entorno porque podemos ser o focos encendidos o apagados. Recordé a Antonio Gades, en una escena de la película Carmen, donde el bailarín está sentado en la silla de director y de pronto se levanta, separa a la bailarina, la aprieta contra su cuerpo, y le susurra al oído “Para bailar como Carmen, tienes que creerte que eres Carmen”.

Cuando las creencias son frágiles, cualquier contratiempo, distracción o cansancio alimenta las razones, o mejor dicho, las excusas, para recortar el sueño que alimentaba una ilusión: lo dejé porque “No tenía tiempo”, “Era muy difícil", “No me apoyaron”…, Plegarias post-mortem que se contraponen a las convicciones de los “Que quieren” y por ello superan las dificultades.

Les invito a que recorran cada etapa del camino hacia la meta que se habían propuesto con ilusión, ánimo y esfuerzo positivo. Aprendan de las derrotas, sin bajarse del tren de la vida ni abandonar en alguna etapa, rodeados de lamentos, frustraciones y una larga lista de culpables.

Para ayudarles a alimentarse de vitaminas contra el pesimismo y la negatividad, les invito a que, con un buen vaso de agua y con una buena dosis de humor, vayan tomándose estas diez pastillas en forma de reflexiones, que les reforzarán su positivismo, es decir creyendo que es posible:

  1. ¿Sabe que la calidad es la talla de cada cliente? Porque los clientes no pagan la XL.
  2. ¿Sabe que nuestra Misión es “El negocio de la felicidad rentable”? Porque los clientes quieren premiarse.
  3. ¿Sabe que sólo las ventas nos pagan el sueldo? Quien no vende, enreda.
  4. ¿Sabe que nuestro patrimonio son las competencias profesionales, la orientación a las ventas?...porque nadie más las puede sustraer.
  5. ¿Sabe que sin dominar la polivalencia somos vulnerables?...por que si eres uno más, serás uno menos.
  6. ¿Sabe que debemos ser un solo equipo de Anfitriones Vendedores Proactivos Polivalentes para: satisfacer y sorprender a los clientes?...para fidelizarlos convirtiéndoles en recomendadores.
  7. ¿Sabe que todo servicio tiene que tener el plazo deseado por el cliente?...para ofrecer seguridad.
  8. ¿Sabe que hoy es preciso formarse para ejercer de líder entrenador influyente?…para que su equipo se sienta orgulloso de pertenecer.
  9. ¿Sabe que los clientes hoy tienen un altavoz?...porque opinan a tiempo real.
  10. ¿Está dispuesto a tener retribuciones mixtas fijas y variables?...para poder ganar con las ventas y los ahorros.

Invito a mis colegas directivos a que se formen y formen a sus equipos en cómo detectar el cambio constante, en las expectativas de los clientes, en los nuevos hábitos de compra y opinión, con las nuevas estrategias de liderazgo tanto de las personas como de las ventas, en el trabajo en equipo y, cómo no, en mejorar nuestra competitividad. Por favor, nunca olvide

Si lo hacen, ganarán a los que siguen haciendo fotocopias del 2012. Recuerde que los que se forman poniéndose dioptrías verán los pequeños cambios.

  • Por favor, nunca olvide que el éxito es vulnerable.
  • Los errores no forzados determinan el resultado.
  • Que la suerte llama a la puerta, pero que casi siempre llega tarde.
  • Convierta sus sueños en el maná de sus ilusiones, pero no los olvide aunque haga mal tiempo.
  • Recuerde que la formación actúa como las dioptrías, que permite ver lo que no vemos, recordando que si eres uno más, caerás en el montón donde hay muchos. 

Como siempre, ya sabe que me tiene a su disposición para ayudarle a conseguirlo, en dbiosca@educatur.com