Nos levantábamos el pasado 24 de febrero con una nueva guerra en el viejo continente. A priori, la descomunal diferencia entre las fuerzas armadas rusas y ucranianas y la firme determinación de Putin para invadir cuanto antes todo el país vecino auguraba una guerra relámpago, una blitzkrieg en el s.XXI decían algunos. Pues bien, la firme determinación del pueblo ucraniano liderados por su primer ministro Volodímir Zelenski, junto a unas fuerzas rusas con problemas de moral y de abastecimiento en medio de un aislamiento internacional cada vez mayor de Rusia, tanto a nivel económico como político, parece que auguran una guerra más larga de lo esperado y un hundimiento de la economía rusa, a pesar, del apoyo disimulado de la segunda potencia económica del mundo, China.

También se decía que el impacto de las sanciones no se vería de inmediato. Nada más lejos de la realidad, basta ver los siguientes datos:

  • La cotización del rublo ruso contra el dólar americano ha caído casi un 40% durante la guerra (un -38.77% en el momento de escribir estas líneas).
  • El coste de financiación de la deuda rusa a 10 años se ha disparado hasta el 13.20% y desde el pasado día 28 Bloomberg no publica más datos.
  • La prima de riesgo supera los 1200 puntos.
  • Las principales agencias de calificación crediticia han rebajado varios escalones el rating de los bonos soberanos rusos entrando de lleno en la categoría de bonos basura con alta probabilidad de impago.
  • La bolsa de Moscú lleva cerrada hasta nueva orden desde el pasado día 28 cuando llegó a acumular bajadas del 45.2% su principal índice, el MOEX.
  • El banco central ruso ha dado instrucciones a los bancos rusos que ni transfieran los cupones a sus tenedores occidentales ni les permitan la venta de los bonos rusos, se estima que cerca de $30 mil millones de bonos rusos están en manos de inversores occidentales.
  • Las elevadas reservas de divisas, sobre todo en dólares americanos, del banco central ruso han sido bloqueadas en Occidente, por lo cual el banco central se ha visto obligado a elevar el tipo de interés oficial ruso desde el 9.5% al 20% de una tacada para defender al rublo.
  • Diversos bancos rusos han sido expulsados del sistema SWIFT de pagos internacionales y esta decisión está complicando el comercio internacional de las empresas rusas.
  • Por el momento se mantienen dentro del sistema los bancos clave para poder pagar el suministro de gas y petróleo de Rusia a Occidente, pero no podemos descartar un agravamiento de las medidas ya que Estados Unidos está incluso valorando prohibir la venta de gas y crudo ruso a Occidente.

El panorama económico para Rusia es terrible y para Occidente preocupante. El precio de la energía disparado con el barril de Brent rozando los $140 en el momento de escribir este artículo está provocando un mayor problema con la inflación y por consiguiente con las subidas de tipos de interés. Es difícil adelantar acontecimientos, pero lo que está claro es que cuanto más dure la guerra más aislada estará Rusia y más contramedidas desesperadas puede activar, con el daño económico y humanitario que conllevarían.