¿Te gustaría aprender a gestionar tus miedos para atreverte a dar ese paso que llevas tanto tiempo postergando?

Piensa en eso que llevas tanto tiempo queriendo hacer, pero no te atreves. Como atreverte a hablar con personas desconocidas, lanzarte a hacer un vídeo para YouTube, presentar un proyecto ante tus jefes… por ejemplo.

Sea cual sea el caso, dar el paso muchas veces implica tener que exponerte. Y lo sé, exponerse puede dar miedo ya sea por timidez, por protección a tu intimidad o porque no quieres arriesgarte a hacer el ridículo o a que puedan descubrir esas imperfecciones que sabes que tienes. Pero sabes que en muchas situaciones, especialmente las profesionales, cuantas más personas te escuchen mayor será tu influencia y tus probabilidades de avanzar en el camino hacia tu meta.

En mi nuevo libro Imparable (que ya está a la venta y puedes adquirir en oferta en este enlace) te planteo cuatro “hacks” o trucos mentales que te servirán de antídoto ante tu miedo al fracaso, al rechazo o al ridículo. Aquí tienes uno de ellos.

El paso de hormiga

Una de las situaciones más estresantes que experimentarás temprano en tu carrera profesional será tener que hablar en público (en reuniones, en presentaciones o en conferencias), probablemente no habiéndolo hecho nunca. Al ser una situación desconocida te resultará verdaderamente incómoda.

Por miedo a hacer el ridículo, supone un gran reto saber que estás bajo el escrutinio de personas cuya opinión puede ser determinante en tu progresión profesional. Uno al que no todo el mundo está dispuesto a enfrentarse. Pero por pura cuestión de práctica, a medida que nos vamos exponiendo al reto y lo hacemos más y más veces, no solo nos vamos acostumbrando a la situación, también vamos aprendiendo nuevas estrategias para gestionar nuestras propias inseguridades y poder afrontar otros tipos de retos con mayor seguridad.

'Ganar autoconfianza y seguridad a través de pequeños logros'

La base de todo está en los logros, es decir, en el éxito que podamos alcanzar con cada reto que se nos presenta. Este éxito nos prepara para poder afrontar el siguiente reto con mayor fuerza.

Piensa en alguna ocasión en la que hayas logrado algo que te haya hecho sentir orgullo. Haber completado un proyecto en el trabajo antes del tiempo previsto, haber corrido 5 km, haber montado un armario de Ikea sin que te sobrara ninguna pieza.

¿Qué tal te sentiste? Seguro que bien o muy bien. Como consecuencia de ello, probablemente la situación te dio fuerza para hacer algo más grande después, ¿no?

Ahora piensa en algún gran proyecto que tengas por delante. Si eres como el común de los mortales, en una fase inicial en la que todavía no te hayas planificado, es casi seguro que sientas vértigo solo con pensar en ese gran reto y el esfuerzo monumental al que tendrás que enfrentarte. Incluso sin haber empezado.

El asunto es que es imposible conquistar un gran reto sin haber superado previamente otras pruebas más sencillas que te hayan preparado para éste porque, ni el cuerpo ni la mente están preparados para afrontar retos demasiado grandes y, por eso, hay que comenzar poco a poco.

Lao Tzu decía que “un viaje de mil millas comienza con un primer paso”. Por eso, la clave para afrontar los miedos que nacen ante grandes proyectos está en adquirir una nueva perspectiva que te permita entender cuáles son los pequeños pasos que has de dar antes para poder enfrentarte al gran reto. Con la consecución de cada micro reto, alcanzarás un pequeño logro que te dará la fuerza necesaria para pasar al siguiente y así poder afrontar el gran reto al completo, un paso a la vez.

Imagina que tu objetivo es dar una conferencia frente a 2.000 personas. Es un gran reto que brinda muchísima notoriedad, pero también supone un alto riesgo si no tienes la experiencia suficiente. 

Pregúntate, ¿qué otras situaciones similares pero de menor riesgo puedo afrontar antes y que me ayuden a prepararme para un reto así de grande?

  • Dar un brindis en una boda con 200 invitados.
  • Hacer una presentación comercial en una feria ante 50 personas.
  • Dirigir una reunión departamental con otras diez personas.
  • Presentarte ante un grupo de cuatro extraños.
  • Dar conversación a una persona en un evento.

Todos estos micro retos implican salir de tu zona de confort y atreverte a hacer algo a lo que probablemente no estés acostumbrado, aunque todos son de menor intensidad que dar una charla ante 2.000 personas.

El truco está en seleccionar el micro reto para el que ya tengas la preperación adecuada y comenzar tu andadura desde ahí. Si estás en un nivel de principiante, tendrás que comenzar con el más simple.

¿Cuál es a priori menos difícil de afrontar? El que más banal parece: dar conversación a una persona en un evento. Para llegar a hablar frente a cientos de personas, primero tienes que sentirte a gusto hablando con una sola. Luego con cuatro, después con diez, con 50 y así sucesivamente.

¿Por qué funciona hacerlo así? Porque el riesgo relativo de hablar con una persona es muy inferior, por lo que el valor necesario para lanzarse es también inferior. Además las probabilidades de encontrarte con este tipo de situaciones es mayor que las de tener que hablar frente a 2.000, lo que te da la oportunidad de practicar muchas veces e irte preparando para el siguiente nivel.

Descubre los otros tres trucos mentales para aprender a gestionar tus nervios en mi nuevo libro Imparable.