¿Por qué importan tanto las primeras impresiones?

Imagina que te acaban de promocionar. Eres la gran promesa del departamento, se está hablando mucho de ti y ahora te toca demostrar. A los tres días de tu promoción, tu jefa te dice que tienes que presentar ante el comité de dirección esa propuesta que te consiguió tu nuevo puesto. 

Todavía no han tenido el gusto de conocerte en persona, por lo que las expectativas son altas. Sabes que el resultado de esta reunión definirá en gran medida la dinámica futura con estas personas. Hay muchísimo en juego, por lo que la única opción válida es lucirte.

Finalmente llega el gran día pero, dada la importancia de la reunión, no has sido capaz de dormir bien durante las últimas dos noches. Has podido disimular las ojeras, pero el nudo en el estómago no te lo quita nadie y ya no tienes tiempo para liberar todo el estrés que llevas encima. 

Te dan paso a la sala virtual donde te esperan con interés, cada uno desde su casa. Es el momento de la verdad, tu jefa te presenta, te da la palabra y justo en el momento en el que vas a comenzar a hablar ocurre algo inesperado…

Tu primera impresión es la reacción inconsciente que produces en los demás en un primer contacto contigo. Esa reacción condicionará lo que piensen sobre ti y cómo te traten, a partir de ese momento.

Según Vanessa Van Edwards, fundadora de la empresa Science of People, decidimos si nos vas a caer bien y si confiaremos en ti en cuestión de segundos. Es un juicio instantáneo que ocurre incluso antes de escucharte hablar.

Por cuestiones evolutivas relacionadas con la supervivencia, en el primer encuentro con alguien desconocido, nuestro mecanismo de defensa nos hace reaccionar de manera instintiva de acuerdo con la respuesta a tres preguntas cruciales:

Primera pregunta: ¿Amigo o enemigo? 

Queremos descifrar tus intenciones para saber si estamos a salvo o en peligro. Si te vemos como amigo, no hay nada de qué preocuparse. 

En cambio, si te vemos como enemigo, tenemos que contestar rápidamente a la...

Segunda pregunta: ¿Ganador o perdedor? 

Esto nos ayuda a conocer tu nivel de competencia, es decir, tu capacidad para llevar a cabo las intenciones con las que has llegado.

Si eres “enemigo” y “ganador” es probable que nos hagas daño, en cuyo caso tendremos que decidir rápidamente si huir o defendernos. 

Si eres “amigo” y “perdedor”, bajaremos la guardia y dejaremos de hacerte caso. 

En cambio, si eres “amigo” y “ganador”, nos sentiremos atraídos, al verte como alguien que puede aportar positivamente a nuestro progreso.

Solo si hemos contestado “amigo” y “ganador”, pasaremos a la...

Tercera pregunta: ¿Aliado o rival? 

Saber si eres un potencial “aliado” nos ayudará a entender si podrías estar en disposición de usar tus capacidades para una posible colaboración.

Ciertamente, ya no vivimos bajo un constante peligro de muerte en contextos civilizados. Pero esta función sigue teniendo impacto directo en las dinámicas sociales con el fin de establecer lazos que nos ayuden a progresar.

Por esta razón, cuando al verte contestamos amigo, ganador y aliado, tenemos razones reales para interesarnos y sentirnos atraídos por ti, para querer escucharte y dejarnos influir por tus ideas. Porque esto nos podría beneficiar de alguna manera. Y esto es carisma. 

Es una especie de magnetismo que ocurre como consecuencia de promover tres emociones o sensaciones muy concretas en los demás:

Confianza, al sentirnos cómodos en tu presencia, tanto como para bajar la guardia.

Respeto, al sentir que tienes algo valioso que aportarnos.

Validación, al sentirnos importantes en la interacción contigo.

Si eres capaz de promover esas tres sensaciones al interactuar con los demás, confianza, respeto y validación, sacarás a la luz tu carisma natural.  Y esto te ayudará a conectar mejor y a mejorar tu capacidad de influencia. La pregunta es ¿cómo conseguirlo?

Comienza con estos gestos:

  1. Sonríe: mostrarás buena voluntad.
  2. Muestra las palmas de tus manos: transmitirás transparencia de intención.
  3. Mantén una postura erguida: proyectarás seguridad.
  4. Mira a los ojos: harás que tu interlocutor se sienta importante.

Las primeras impresiones son cruciales. Cuídalas y comenzarás tus interacciones con buen pie.