¿Estás sufriendo fatiga digital debido a las constantes videollamadas y videoconferencias? Hoy quiero proponerte cinco acciones prácticas para que no mueras en el intento.

El 14 de marzo del año 2020, el presidente del gobierno decretó el primer estado de alarma con el fin de contener la propagación del Covid-19; un estado de alarma previsto, inicialmente, para 15 días. Tras más de un año de aquel decreto, podemos decir con certeza absoluta que 2020 nos cambió la vida a todos.

Uno de los mayores cambios que nos vino impuesto fue trabajar desde casa. En el proceso, y para poder cumplir con nuestros objetivos en colaboración con otras personas, hemos necesitado compensar la distancia y la falta de contacto físico con la videollamada. Y, por suerte estamos en un momento de la historia en el que la tecnología de la información nos ofrece dicha posibilidad; de otra manera, la hecatombe habría sido de magnitudes difíciles de imaginar. No obstante, tenemos que reconocer que se nos ha ido un poco de las manos.

Antes, podíamos resolver asuntos importantes en conversaciones de pasillo, o tomándonos un café. Ahora, da la sensación de que, para todo, hay que agendar una reunión con vídeo. Y el vídeo online, aunque tiene sus ventajas, también tiene sus inconvenientes. Uno de ellos es la fatiga digital ocasionada por el mal uso.

Si quieres saber lo que significa esto de la fatiga digital, te invito a que lo investigues. Aunque muy probablemente la hayas sufrido en alguna ocasión. De ser así, aquí tienes cinco recomendaciones para evitarla o, al menos, para reducir su impacto negativo.

1) Organiza tu agenda en bloques

Si el tipo de trabajo que realizas y la dinámica con tus clientes o superiores te lo permite, asigna momentos concretos del día para atender reuniones y bloquea otros para sacar trabajo en solitario. En los bloques “solitarios”, evita tener videollamadas, salvo que no haya otra opción.

Un criterio útil para decidir cómo organizar tu agenda es preguntarte en qué momento del día sueles ser más creativo o creativa. Usa esos momentos para el trabajo en solitario. Si controlas tu agenda, controlarás en qué dedicas tu energía.

2) Evita programar videollamadas consecutivas

Esto es, salir de una y entrar a la siguiente, inmediatamente; como quien enciende un cigarrillo con el que está apagando.

Bloquea algo de tiempo antes y después de cada videollamada, para hacer hacer mini pausas entre sesiones y aprovecha para levantarte de tu mesa, moverte un poco y poner tu mente en otra cosa por un rato.

3) Promueve las reuniones cortas y bien organizadas

Y es que, parte de lo que estresa de muchas reuniones es la sensación de que no acaban nunca.

Modera tú la reunión, dejando las normas claras desde el inicio, dando la palabra a los participantes siguiendo un orden claro y procurando que se respeten los tiempos.

4) Usa la videollamada solo cuando sea necesaria

No siempre es necesario verse las caras. No siempre es necesario quedar de manera formal. Depende del contexto...

Aprovecha los demás medios de comunicación que tienes: teléfono, email, mensaje de texto, notas de audio o de video, o herramientas para grabarte a ti y a tu pantalla como Loom.com y úsalos cuando sean la mejor opción.

5) Sal a caminar para atender llamadas telefónicas

Si es posible, agenda las llamadas en bloque y aprovecha para atenderlas mientras caminas al exterior. Así podrás beneficiarte de la actividad física y de la energía que te aporta el sol durante un tiempo considerable, mientras hablas con otras personas.

Sigue estos principios y sacarás gran partido al teletrabajo, sin que la tecnología te produzca fatiga.

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