Con unas instalaciones que incorporan un área operativa de 23.000 metros cuadrados, 307 metros de muelles para la reparación de yates y una extensa plantilla compuesta por empleados cualificados en disciplinas diversas, Astilleros de Mallorca, que ha logrado sobrevivir a todas las crisis del sector naval, ahora se enfrenta a un nuevo cambio de ubicación. Diario de Negocios se acerca al contramuelle Mollet para hablar con su consejero delegado, Diego Colon de Carvajal.

La crisis por el Covid-19 ha afectado a la mayoría de sectores pero, ¿cómo lo ha vivido Astilleros de Mallorca?, ¿ha mantenido el mismo volumen de actividad?

A pesar de que los primeros meses del año previos a la situación de alarma fueron de gran actividad, el impacto de la COVID-19 ha sido, y continua siendo, muy negativo. La reducción de actividad ha sido próxima al 45% para el conjunto de 2020 y de momento no mejora.

Muchos de los trabajos realizados han sido de mantenimiento, ¿se han podido abordar también proyectos de gran envergadura?

La actividad, aunque mermada, se ha podido mantener con los contratos que ya estaban en marcha. No ha ocurrido desgraciadamente lo mismo con los nuevos proyectos programados pues se cancelaron una parte importante de ellos, sobre todo los que deberían haberse iniciado después de agosto. Al comienzo de la segunda ola en España, por delante de nuestros países competidores, Francia e Italia, fue un golpe muy duro para los proyectos más importantes del ultimo trimestre del año y del invierno del año actual. Una parte importante de esos proyectos fueron desviados a esos dos países.

¿Qué medidas de seguridad se han llevado a cabo para poder seguir operando en el sector y cómo ha sido la coordinación entre las distintas empresas con las que trabaja Astilleros? 

Los protocolos de seguridad han sido muy estrictos con la dificultad añadida de que no sólo afectan a nuestros trabajadores, sino que también incluyen a las empresas auxiliares y a las tripulaciones de los barcos en los que trabajamos. 

Las medidas empezaron por el teletrabajo del personal de administración y la compensación de horas en los momentos de baja productividad o en los casos en los que se forzó al cierre de la actividad. Se implementaron procedimientos estrictos de uso de medios de protección y se modificó la organización de trabajos para evitar la concentración de personal en espacios reducidos, algo muy complicado en este tipo de barcos. Esto tuvo como consecuencia el retraso en la fecha de entrega de determinados proyectos, pero se salvó la seguridad sanitaria.

Con el esfuerzo de todos los integrantes de la empresa hemos logrado que ninguno de los trabajadores del Astillero haya tenido que acogerse a los ERTE para mantener el empleo, a pesar de la reducción de actividad.

Un operario trabajando

La actual concesión de Autoridad Portuaria de Baleares (APB) expira en 2027, por lo que necesitáis saber si ampliaréis o si con el cambio en la planificación del Paseo Marítimo finalmente os reubicarán con una nueva concesión ¿Cómo esta la situación a día de hoy? 

Quedan sólo seis años para la extinción de la actual concesión y unas nuevas instalaciones no se improvisan, ya que es un proceso largo y complicado. En este sentido, Astilleros ha planteado a la Autoridad Portuaria de Baleares dos opciones distintas que aseguran la continuidad de las operaciones; En el año 2015 la referida a la ampliación del plazo y en 2018 la reubicación. Esperamos una pronta respuesta entre las planteadas.

Ante la incertidumbre de no saber qué pasará en estos próximos años, el comité de empresa de Astilleros ha manifestado públicamente su preocupación ¿Cuántos puestos de trabajo están en peligro de forma directa e indirecta? 

Nuestra actividad aglutina a 170 trabajadores de forma directa y cerca de 220 de media de empresas auxiliares que complementan nuestras especialidades. La incertidumbre viene motivada por la falta de respuesta por la APB, ya superan los cinco años, ante las opciones planteadas por Astilleros.

Si a causa de la inacción de la administración, llegase el 2027 y Astilleros de Mallorca tuviera que cerrar después de casi 80 años de historia, ¿qué supondría a nivel social y económico para la isla?

No se nos pasa por la cabeza que la APB cometiera tal dislate, tanto el gobierno autonómico como el central ha manifestado siempre su apoyo y compromiso con el modelo de negocio que representa nuestra industria claramente diferenciada del turístico-residencial dominante en las islas.

Los daños que se derivan del cierre de una empresa van más allá de un simple cálculo de número de trabajadores. Una actividad como la nuestra está basada en la confianza de los clientes, la reputación internacional de los servicios prestados y unos procedimientos de gestión de proyectos que no son fácilmente reproducibles. Hay que tener en consideración que un 95% de nuestra facturación es exportación pura, y por tanto, es un mercado que fácilmente se derivará a otros destinos si la empresa desaparece. 

Astilleros de Mallorca es una empresa muy implicada en el tejido social de Palma, muchos trabajadores son hijos o familiares de antiguos empleados, la relación con la Universidad y con las escuelas de formación profesional es muy profunda y todo esto no es reproducible fácilmente.

"La incertidumbre viene motivada por la falta de respuesta por la APB"

En el caso de reubicarse finalmente Astilleros, la nueva localización sería donde actualmente atraca el barco que cubre la línea con Barcelona ¿Cuáles son las ventajas de la nueva ubicación que ha pensado APB?  

Una de la opciones planteadas por Astilleros a la AP, mediante el tramite de competencia de proyectos, es la reubicación de sus instalaciones en un nuevo espacio que posibilita dar servicio a embarcaciones de mayor eslora. 

La ubicación prevista es muy adecuada para que el puerto de Palma cuente con nuevos medios de varada para yates de esloras de 60 a 100 metros. Estos yates son ahora atendidos a flote, pero la falta de medios de varada hace que los proyectos mas importantes vayan a los astilleros competidores. 

Palma no ha crecido en capacidad máxima de varada desde el año 1968 y los barcos han crecido de forma muy significativa especialmente los últimos diez años. 

No aspiramos al mercado de los yates de mas de 100 metros (se están construyendo hasta 145 m) pero sí a poder dar servicio a aquellos que en la actualidad son clientes nuestros y que deben buscar astilleros alternativos para hacer la varada o acometer los proyectos mas complejos.

Contramuelle Mollet, actual ubicación de Astilleros de Mallorca

Por otro lado, las futuras normativas medioambientales van a ser más restrictivas de cara a llevar a cabo trabajos en el agua ¿Qué medidas proponen llevar a cabo para adaptarse y poder seguir desempeñando su actividad?  

Palma ha sido pionera en el desarrollo de medidas de control de la polución en barcos a flote, sin embargo esto supone a veces un sobrecoste que lastra nuestra competitividad. El hecho de poder trabajar en seco facilita en gran medida la adopción de sistemas mas económicos de control. En la actualidad disponemos de la certificación ISO medioambiental y ello implica que ningún residuo pueda ir al mar. El seguimiento y control medioambiental que llevamos a cabo es muy estricto y estamos muy satisfechos de los resultados.

¿Cuáles son actualmente sus competidores directos y qué diferencia a Astilleros de Mallorca del resto? 

Los astilleros competidores más fuertes están en Barcelona, La Ciotat (Francia), Marsella, Génova y Malta. Todos disponen de medios de varada para yates hasta 5.000 toneladas como poco. Barcelona, La Ciotat y Génova han inaugurado recientemente nuevas instalaciones para este mercado y no podemos quedarnos atrás. 

"La ubicación prevista es muy adecuada para que el puerto de Palma cuente con nuevos medios de varada para yates de esloras de 60 a 100 metros"

¿Cómo se está desarrollando este 2021 y que previsiones hay hasta final de año? 

2021 se ha iniciado con el lastre de contratación del año anterior. A pesar de ello, estamos confiados de que el otoño traiga la recuperación de la actividad de refit que fue cancelada en los meses pasados y que la activación del mercado de segunda mano también aporte nuevos proyectos a los astilleros. Somos optimistas.

Astilleros de Mallorca se fundó en 1942 como resultado de la fusión de dos astilleros anteriores. Inicialmente su actividad se centraba en la fabricación de embarcaciones y su ubicación era en la zona conocida como Sa Pedrera. Un cambio en la planificación de la ciudad, en concreto la creación del hoy conocido como Paseo Marítimo, lo trasladó a su actual localización, muy cerca de la lonja del pescado, donde opera desde 1968. 

En sus primeros años en Astilleros de Mallorca se construía con acero remachado y en los 50 se pasó a la técnica de la soldadura subiendo a unas esloras ya importantes. Sin embargo, la construcción de buques empezó a no ser rentable en los años 80 por lo que fue necesario reinventarse como astillero, especializándose en la reparación y mantenimiento de grandes yates. Hoy en día, Astilleros de Mallorca, es todo un referente mundial. 

Diego Colón de Carvajal, ingeniero naval y consejero delegado de Astilleros de Mallorca, cogió las riendas de la empresa cuando había pérdidas debido a la competencia de otros astilleros en el mundo, principalmente Asia. Su adaptación a la reparación de grandes yates recuperó la compañía y la condujo a lo más alto en este sector, siendo reconocida en toda Europa y América. Para ello ha sido preciso especializar a los trabajadores, contratar a los mejores del mundo, formar a cientos de jóvenes mallorquines y desplazarse a todas las ferias y salones náuticos del mundo para hacer valer la marca.