Con Joe Biden empezamos una nueva era en la política americana y también en la política económica del país. Desde el ángulo político, con Biden se espera la vuelta al multilateralismo y a la diplomacia blanda en política exterior, es decir, a un estilo completamente opuesto al de Donald Trump. Sin embargo, mas allá de las formas, creo que el contenido de la política con China seguirá siendo fundamentalmente el mismo, una política comercial de fiscalización continua y aranceles cuando sea necesario.

En cuanto a la política económica, el giro de timón será mucho más claro porque la situación económica que hereda Biden de Trump es mucho peor que la que heredó Trump de Obama. Y esto nos introduce a otra idea, a mi entender errónea, que flota en el ambiente siempre que un gobierno republicano (más laissez faire) viene substituido por uno demócrata (más keynesiano o intervencionista): “Un gobierno demócrata es malo para la economía y para Wall Street”.  A mi entender, no es el color político de la Casa Blanca lo que implica una mejor o peor marcha de la economía, sino la adopción de las políticas adecuadas a la situación de la coyuntura económica en cada momento, independientemente que unas políticas tiendan a identificarse más o menos con un partido o el otro. De hecho, si analizamos y comparamos la evolución de los indicadores económicos más relevantes durante las últimas administraciones republicanas y demócratas nos daremos cuenta que es muy aventurado afirmar ese mantra que “Un gobierno demócrata es malo para la economía y para Wall Street”. Una idea, por otro lado, muy repetida por Trump en los últimos cuatro años. Pero, ¿Qué pasó realmente en Wall Street? Pasó que si comparamos el incremento anualizado del principal indicador bursátil americano (S&P500) vemos que durante el gobierno de Trump su incremento fue del +13.53%, prácticamente el mismo que con Obama: +13.45% ¿Y qué pasó con el crecimiento económico? El crecimiento medio anual del PIB durante el mandato de Trump fue la mitad que el conseguido por Obama, con un +0.8% versus un +1.625% respectivamente.

Obama recibió del republicano Bush una economía decreciendo al -0.1% en diciembre del 2008 y Biden recibirá de otro republicano un país también decreciendo al -4.3% (diciembre 2020), mientras que Obama le dejó a Trump un país creciendo al +1.7% en diciembre del 2017. Y finalmente ¿qué pasó con el desempleo? Biden se encuentra una economía en dificultades con una elevada tasa de desempleo, para los estándares americanos, ya que durante el mandato de Trump en la Casa Blanca, la ha llevado del 4.7% que le dejó Obama al 6.7% actual. Obama la llevó en la dirección opuesta, cogió las riendas del país con un desempleo heredado de Bush del 7.3% en 2008 y la dejó en ese 4.7% a Trump.

Viendo las respuestas a estas tres simples preguntas no les quiero cansar más con datos de otros indicadores. Queda bastante claro que no le ha ido tan mal a Estados Unidos, en los últimos años, con inquilinos demócratas en la Casa Blanca. Joe Biden, se va encontrar con una situación económica compleja que no diré que sea la que se encontró Franklin Delano Roosevelt (FDR) en la terrible depresión de los años 30 del pasado siglo, pero no se aleja mucho. Y siguiendo con el paralelismo, probablemente no veremos otro New Deal gigantesco como el de FDR, pero sí que será necesario y crucial para Biden aprobar el ambicioso paquete de estímulo económico de $1.9 trillones de dólares (€1.6Tln) de la nueva presidenta del Tesoro americano, y expresidenta de la Fed, Janet Yellen.

Estoy convencido que aprovechando un escenario prolongado de tipos de interés muy bajos o negativos como el actual, es ciertamente el momento de actuar con toda la munición fiscal, y también monetaria, que sea necesaria hasta estabilizar razonablemente la economía americana. Ello puede tomar uno o dos años, o quizá más, para luego ya con un mayor dinamismo de la economía, centrarse otra vez en rebajar progresivamente los niveles de endeudamiento del país, normalizar tipos e ir reduciendo la liquidez aportada por la Fed.

Para esta labor monumental que tiene Biden ante sí es, para mí, un elemento esperanzador, que la coordinación entre la presidenta del Tesoro (Janet Yellen), el de la Fed (Jerome Powell) y el del Consejo Económico de la Casa Blanca (Brian Deese) se presuma estrecha y constructiva y eso es un elemento fundamental para la recuperación económica de la primera economía del mundo.